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Un Quijote de la Política

El líder del PP ha emprendido una cruzada convencido de su inminente victoria en Andalucía.

el 17 oct 2010 / 06:55 h.

Se queja su espalda pero Javier Arenas se jacta de hacer 300 kilómetros a la semana por Andalucía. Lleva desde 2004 calentando el asiento del coche. Su vuelta fue dura. Repetir lo que ya había hecho pero con diez años más no ha sido fácil. Las alcachofas de Aguadulce, el queso frito de Abla y el café con tostada en Estepa alivian los kilómetros. Aceite o mantequilla pero siempre descafeinado templado. En el coche lleva una neverita por si la hora no acompaña. Abomina la rutina. Lo demuestra su agenda. Los lunes sí hay un fijo: AVE a Madrid. Rara vez falta a los maitines.

“El niño Arenas” se estrenó pronto. Fue el concejal más joven del Ayuntamiento de Sevilla. Empezó con la UCD, su padrino fue Manuel Clavero y sólo ejerció la abogacía de forma privada en un despacho durante dos años. Tras ese receso lo tentó Alejandro Rojas Marcos pero prefirió el PP. Tiene poder de seducción. Para algunos es un “vendedor de baratijas”. Para otros, cercano, afable. Disfruta una memoria prodigiosa. Es capaz de recordar cualquier nombre. Sus mítines a veces cogen aire del club de la comedia. Llega a un pueblo y saluda al cuponero, al dueño del bar y a la familia del último concejal. Dicen que es un animal político.

Chistoso, aunque con el paso de los años su carácter se ha ido espesando, como su cintura. Su simpatía le dio una fama de Don Juan que le acompañó mucho tiempo. No deja el tabaco, pero a media mañana y a media tarde se come una manzana convencido de que es un ejercicio saludable que mantiene la báscula a raya. Veranea entre Tarifa y Benahavís. Casado con Macarena Olivencia es padre de dos adolescentes, Marta y Javier, y de un pequeño de cuatro años. “En mi casa manda Carlitos”. Su familia es oriunda de Olvera, él nació en Sevilla y estudió en el Claret. Tenía tres hermanos. Uno falleció y eso marcaría su carácter. Le gusta el regate en corto más que el pase en largo. Le critican cierta entrega fácil a la demagogia para sacar rédito electoral. Alimentó el debate de la cadena perpetua tras las trágicas muertes de Mari Luz o Marta. En su cabeza bullen las ideas. Dice un ex colaborador: “Javier es un creativo de la política”. A comienzos de los 90, con Aznar en ascenso, Arenas se retó en Andalucía con el secretario general, Gabino Puche. El almeriense lo despreció: “Si Arenas es el presidente del PP-A y candidato, yo seré Obispo de Cuenca”. A los dos días, se hizo con las riendas, hasta hoy. Su obsesión: llevar al PP al centro. Recuerdan los periodistas que le acompañaban en caravana que mandaba una avanzadilla a las zonas más duras para cambiar la bandera de España de los balcones por la de Andalucía.

La mítica foto con el limpiabotas del Palace de Madrid le hizo daño y alimentó su imagen de señorito que tanto han explotado sus adversarios. Hay otra instantánea que marcó su trayectoria y dejó muda a su madre, María Rosa: la de Arenas entregando una pinza al líder de los comunistas, a Luis Carlos Rejón. Aquel bienio 94-96 asedió al PSOE y acarició el poder. Su sueño se derrumbó y su plan político fracasó estrepitosamente hasta el punto de reforzar a los socialistas por muchos años.

Hoy es el barón con más poder y quien más manda en Génova después de Mariano Rajoy. Tras el congreso de 2008 y cuando Aznar comenzó a enseñar la patita, Arenas se posicionó sin fisuras junto a Rajoy y cortó su cordón umbilical con quien fue su líder mucho tiempo, quien le situó en Madrid y le hizo tres veces ministro y secretario general del PP.No quiere sombras en su liderazgo. Le gustaba tener dos o tres segundos y avivar el pique entre ellos pero ahora Antonio Sanz es su único y fiel escudero. Quienes lo conocen aseguran que está “en plan Quijote”, se ha propuesto ganar sólo. Tuvo un equipo muy brillante en su primera etapa con Amalia Gómez o Manuel Pimentel. Su marcha le marcó. Dijo entonces: “Ya he conocido a suficiente gente”.

Otea tres escenarios. Si pierde, se irá a casa. Si gana, pero no gobierna, se verá libre para irse a Madrid si Rajoy vence. Si obtiene mayoría absoluta se habrá quitado su espinita, aunque le quedará clavado el no haberle ganado a Manuel Chaves. A Griñán de momento no lo considera.

Controla sin fisuras el partido. Hará meses un ex dirigente andaluz recibió una llamada de Madrid animándolo a montar una estructura paralela a Arenas en Andalucía. Cuando colgó fue directo a contárselo. Sólo se ha oído a un militante criticarlo en público. Fue en un pueblo de Huelva y su presentador se deshacía en elogios. Para darle la palabra en un estallido de emoción procedió: “Con ustedes el único, el impresentable Javier Arenas”.Lo dijo su mujer hace años, su principal virtud: “Su obcecación”. Su principal defecto: “Lo mismo”. Está en Plan Quijote, quiere ganar.

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