Local

Un realojo ‘in extremis’

Una familia es desahuciada en Begoña y otra recibe un último aviso.

el 15 dic 2009 / 21:58 h.

La noticia del desalojo no impidió el desahucio en la casa de Eduardo Postigo.
El desalojo de la familia del número 5 de la calle Guadalcanal acabó convirtiéndose ayer en todo un espectáculo. Digna del mejor guión de una superproducción de cine, la escena contó con una familia desahuciada, un portavoz vecinal indignado, unos manifestantes antisistema, un juez, la Policía Nacional y, por supuesto, un final feliz con la entrega de un piso para Eduardo y Conchi, sus protagonistas.

A primera hora de la mañana, unas 20 personas acampaban en la puerta de este bloque del barrio de Begoña. No eran muchos pero sus mensajes en contra de los propietarios del edificio se hacían oír en toda la calle. Junto a ellos Carlos Serrano, otro vecino a punto de ser desalojado y que se erigía en portavoz. "Los del Ayuntamiento son terroristas sociales", comentaba mientras varias patrullas de la policía tomaban posiciones.

Eduardo y Conchi aguardaban en su vivienda la llegada del juez que debía hacer oficial su desahucio. Mientras empaquetaban sus últimas cosas, Eduardo recordaba como recibieron la noticia. "El lunes sobre la una de la tarde volvimos a casa y nos encontramos un papel debajo de la puerta que nos comunicaba el desalojo para el día siguiente".

La llegada de la autoridad judicial era inminente y Eduardo pensaba que "la justicia no tiene corazón". Cuando todo parecía consumarse, un empleado de la Oficina Técnica de Atención al Inquilino en Situación de Abuso (Otainsa), entraba en la vivienda para comunicarles que les habían concedido un piso en alquiler en Pino Montano.

Una VPO de nueva construcción y por la que sólo pagarán el 5% de sus ingresos. En medio de tanta alegría, el juez oficializaba la orden de desahucio de esta familia que tenía dos horas para marcharse al nuevo piso donde ya han dormido esta noche.

Pero no todo estaba solucionado. Carlos Serrano mostraba una nueva orden judicial que comunicaba a Juan León, un vecino de 63 años y dependiente, que tenía un mes para abandonar su hogar. Juan pedía una "casa digna" para ejercer su "derecho a vivir". Su situación puede solucionarse hoy en una reunión con Ángel Monge, director de Otainsa, que aseguraba que "si cumple todos los requisitos será reubicado en otra vivienda". Y es que, aunque pareciera una película, era toda una realidad.

  • 1