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Cultura

Un recorrido por la vida de Frida Kahlo

Nieta e hija de fotógrafos, la vida de Frida Kahlo (Ciudad de México 1907-1954) siempre estuvo unida al mundo de la fotografía. La sala de exposiciones del Ayuntamiento de Sevilla acogerá hasta el 15 de enero Frida Kahlo, la gran ocultadora, una muestra organizada por Caja Mediterráneo

el 14 sep 2009 / 21:48 h.

Nieta e hija de fotógrafos, la vida de Frida Kahlo (Ciudad de México 1907-1954) siempre estuvo unida al mundo de la fotografía. La sala de exposiciones del Ayuntamiento de Sevilla acogerá hasta el 15 de enero Frida Kahlo, la gran ocultadora, una muestra organizada por Caja Mediterráneo y en la que se pueden contemplar 53 fotos de la artista coleccionadas durante más de 20 años por el galerista Spencer Throckmorton.

Las instantáneas están realizadas por los fotógrafos más representativos del siglo XX. Maestros de la modernidad como Edgard Weston, Imogen Cunningham, Carl van Vechten, Manuel Alvarez Bravo, Martín Munkacs. Los mejores periodistas gráficos de la época como Gisèle Freund, Bernard Silberstein y Fritz Henle tampoco desaprovecharon la oportunidad de atrapar en sus lentes la singular belleza de la pintora mexicana. Frida aprendió de niña a posar, convirtiéndose precozmente en una modelo consumada y sus más allegados supieron captar, además, a la artista en la intimidad de su hogar, desprovista de artificios.

La colección expuesta teje un hilo narrativo que abarca toda la vida de la artista mexicana, desde su infancia hasta su muerte. En este recorrido vital, lleno de experiencias de dramática intensidad, pero también marcado por un idealismo sin límites, fue su relación con otro pintor mexicano, el muralista Diego Rivera, la que, en gran medida, favoreció el cruce de caminos entre Kahlo y multitud de artistas, intelectuales y fotógrafos, los mismos que captaron las instantáneas de la exposición.

La distendida relación de Frida con la cámara fotográfica se refleja en los primeros retratos familiares, tempranos testimonios de una personalidad intensa, polifacética y seductora. Tras el accidente de 1925, Frida Kahlo comenzó a pintarse a sí misma. La última fotografía de la pintora fue tomada por Lola Alvarez Bravo después de vestir, personalmente, su cadáver. Esta fotografía póstuma es el retrato totémico de una de las personalidades más singulares de principios del XX en América Latina. Representa, en suma, el triunfo de una personalidad de la ocultadora, su mejor autorretrato.

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