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Un refugio para palpar la realidad

La Reina Sofía inaugura el 26 de octubre el primer centro para sordociegos de España.

el 18 oct 2010 / 14:28 h.

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Dos personas, con los ojos y los oídos tapados, se sujetan en una baranda y son llevados por los pasillos del centro por sus guías.

La mirada se apaga por un velo de oscuridad y los oídos apenas notan el susurro de la gente a su alrededor. Primero hay miedo. Pero luego vértigo e inseguridad, hasta que una mano amiga brinda su apoyo y hace de guía: y se puede salir a la calle, ir al aseo, tomar un zumo, partir nueces o cuidar un huerto privados de la facultad de ver y oír. Sólo con las únicas armas del tacto, el olfato y, por supuesto, la complicidad de tu acompañante.

La consejera de Igualdad y Bienestar Social, Micaela Navarro, y un grupo de periodistas vivieron en sus carnes, durante una sesión de media hora, lo que los huéspedes del edificio Santa Ángela de la Cruz de Salteras, el primer centro para sordociegos de España, padecen a diario: el valerse sin la vista ni el oído.

La Reina Sofía será la encargada de inaugurar el centro de manera oficial el próximo 26 de octubre, aunque ya se han alojado los primeros residentes, que desde septiembre han tenido tiempo para adaptarse a su nueva realidad: pasillos con barandillas para poder desplazarse, marcas rugosas en el suelo y las paredes para saber a qué sala o habitación entran y, cómo no, una persona, llamada mediadora, que les guía, acompaña y está siempre cerca para que note en todo momento su presencia.

"Los chicos estarán mejor en este centro que en sus casas y aquí aprenderán a ser más autónomos", comenta la directora del centro, Dolores Romero, que es madre de una hija de 22 años sordociega, que considera un milagro que se haya obtenido la financiación para un proyecto de estas características. Al final, la idea que brotó de la Asociación española de padres de personas sordociegas (Apascide) salió a flote gracias, primero, al Arzobispado de Sevilla, que cedió un suelo junto a la carretera de Salteras a Gerena; y luego a la Junta de Andalucía, que destinó una parte del Plan E a rehabilitar el edificio -un antiguo convento-, y la Obra Social de Caja Madrid.

Esa inversión ha permitido que al edificio no le falte ni un solo detalle: habitaciones con señales distintivas al tacto -o lo que es lo mismo, cabeceros y cajones con formas o pomos diferentes-, un spa, un huerto ecológico, una sala de estar y hasta la denominada sala de los sentidos, donde podrán mejorar la estimulación sensorial con objetos de todo tipo e instrumentos de música.

El centro, que podrá cubrir, entre otras, las necesidades del área metropolitana de Sevilla, tiene 45 plazas para jóvenes y adultos -17 de residencia y 28 para la unidad de día, con horario de lunes a viernes de 9.00 a 16.30 horas-. Romero indicó que las plazas de residencia ya están asignadas, pero que aún quedan 21 para la unidad de día y que no sólo están al alcance de las personas sordociegas -que son 600 en la comunidad-, sino también para aquellas con una discapacidad y "grandes problemas de comunicación". Su coste es de 100 euros al día para plazas residenciales y de 1.310 al mes para la estancia diurna. En todo caso, la Junta ha concertado el 60% de las plazas y está negociando con comunidades como Baleares y Madrid para concertar alguna más, según explicó la consejera después de quitarse el antifaz y haber palpado el centro de arriba a abajo.

"Sentí inseguridad, porque no sabes a dónde vas y el lenguaje [bien tocando los letreros de la pared o escribiendo con los dedos en la palma del acompañante] no lo entiendes", confesó Micaela Navarro, en un sentimiento que era compartido por el resto y que le valía también para refrendar los cuidados de estos grandes dependientes.

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