El anuncio hecho ayer por la Consejería de Cultura de la Junta de que la Caixa de Cataluña ha solicitado la cesión del conjunto sevillano de Las Atarazanas para la instalación de su tercer CaixaForum en España constituye una de las mejores noticias que ha recibido la ciudad en los últimos años tanto en el ámbito patrimonial como en el cultural.
Desde el primero de estos apartados, porque la concesión del uso de este bien propiedad de la Administración autonómica garantiza su conservación y pone automáticamente en marcha el proyecto de rehabilitación de todas las naves de estos astilleros, construidos en 1252 bajo el reinado de Alfonso X El Sabio y que se ubican en un lugar privilegiado de la capital andaluza, a las espaldas del Teatro de la Maestranza. En cuanto a su valor cultural, permite que Sevilla cuente, desde que se abra al público, con un equipamiento cultural de primer orden del que ahora sólo disfrutan urbes como Madrid o Barcelona.
Su larga trayectoria expositiva en estas dos últimas ciudades avala la calidad de los proyectos y, en el caso sevillano, renueva la apuesta que ha hecho La Caixa por integrar a la capital andaluza en su circuito cultural, como demuestran las exposiciones al aire libre de las obras de Auguste Rodin o de Igor Mitoraj. El pulso de una ciudad no sólo se mide por la pujanza económica y comercial que demuestre o por la capacidad de sus habitantes para saber disfrutar y vivir su ciudad.
También se mide por su dinamismo cultural, y Sevilla en estos últimos meses ha demostrado que tiene el suficiente músculo y vitalidad para acoger o promover propuestas como por ejemplo los teatros que han montado La Imperdible en la Plaza Nueva, la compañía de Ricardo Iniesta en Pino Montano o el futuro centro que montarán los Ulen en El Cerro del Águila. La puesta en marcha del CaixaForum pone el mejor colofón a estas iniciativas y facilita que la ciudad dé un salto de calidad que habrá que aprovechar.
