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Un Sevilla sin el anclaje necesario

Las excelentes impresiones que da el equipo en ataque se diluyen por la falta de solidez defensiva a partir de la pareja de mediocentros. Equipo nuevo, viejos problemas en la retaguardia.

el 19 ago 2013 / 02:09 h.

La revolución de la plantilla del Sevilla se ha ejecutado en apenas dos meses en los despachos. Unai Emery va a necesitar algunos más para que este equipo pase de dar impresiones excelentes a ser un conjunto excelente, como apunta. En tiempos de construcción, el peor rival es aquel que ya está armado y el Atlético de Madrid es posiblemente, después del Barcelona, el equipo de la Liga con más solidez. Un cuadro rocoso donde los haya, con el oficio que le falta al Sevilla, oficio como equipo, porque ahora no deja de ser un grupo de individualidades con mucha calidad pero sin los mecanismos que al final sacan adelante partidos de exigencia competitiva máxima como el de ayer. Luego hay distintas reflexiones sobre si Unai Emery puede armar el bloque de otra manera. baccaEs cierto que con los jugadores que ha fichado, este nuevo Sevilla está hecho para jugar con muchos jugadores por delante de los mediocentros, pero seguramente, por ello mismo, el anclaje debe ser más poderoso. Seguramente el entrenador vasco sopesaría la posibilidad de colocar a Kondogbia junto a Vicente Iborra, con Ivan Rakitic por delante, y sacrificar a uno de los tres que van por detrás del delantero. Unai explicó que el francés lleva mucho desgaste encima y seguramente hizo bien en protegerlo para tenerlo en condiciones a lo largo de la temporada. Es posible, pensando bien, porque la otrarazón posible, siendo malpensados, es que tiene un pie fuera del club. No deja de ser extraño y muy poco habitual que el último en llegar sea titular, y además en dos posiciones, y la realidad es que acabó lesionado. La lesión de Carriço y la ausencia por sanción de Fernando Navarro también jugaron su papel, como la ineficacia de Federico Fazio en defensa, acrecentada por esa falta de anclaje en el centro del campo. El Atlético mató al final el partido. Fue como el avezado asesino. Esperó su momento, sabía que iba a llegar su momento, ante un Sevilla que al final se entregó a acciones individuales mientras perdía el fuelle que sí tuvo en los primeros 20 minutos, donde se elevó el talento de Carlos Bacca, que como el resto del equipo, luego se fue diluyendo hasta ponerse en manos del cuchillo de Diego Costa, tan sucio como excelente futbolista.

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