Los estudios Pixar representan el paraíso para cualquier aficionado a la animación que aspire a dedicarse profesionalmente a ella. Actualmente, el 0,8 por ciento de su plantilla -de mil trabajadores- procede de España, un porcentaje que puede parecer pequeño, pero que no lo es. De hecho, si se compara proporcionalmente el número de europeos, teniendo en cuenta la población de cada país, la presencia patria es mayor que la de alemanes o franceses. Uno de los afortunados que ha alcanzado el sueño de trabajar en la meca del cine de animación es Enrique Vila.
En realidad, su nombre es Enrique Núñez Vila, si bien decidió suprimir su primer apellido porque le daba "muchos problemas" en EEUU, donde "nadie pronuncia la ñ ni la z".
Este joven originario de Galicia, aunque sevillano de adopción, estudió la carrera de Física en la Universidad de Sevilla, a pesar de que desde siempre tuvo claro que quería dedicarse a diseñar "efectos especiales". "Empecé a hacer cosas con el ordenador cuando estaba trabajando en Cartuja 93, en la empresa Tecnológica, que se ubicaba en el Pabellón de Corea de la Expo 92. Mi jefe era Fernando Franco, que ahora es presidente de la Fundación Biacs y que espero lea este reportaje", dijo entre risas a este periódico, en una entrevista concedida con motivo del lanzamiento de la exitosa película UP -en la que ha participado-, en DVD y Blu-Ray el pasado 1 de diciembre.
"Para mí todo esto comenzó siendo una afición. Empecé a hacer cositas por mi cuenta y me gustó tanto que me vine a estudiar a una escuela que hay en San Francisco. En dos años aprendí bellas artes, creación gráfica y escultura, pero siempre teniendo como referencia el diseño por ordenador", agrega.
Tras completar dos años de formación en San Francisco, un golpe de suerte encarriló definitivamente su carrera. "Encontré unas prácticas en unos estudios que estaban montando una película de ciencia ficción. No me pagaban, pero yo quería meterme en el ajo, así que acepté. Le pregunté al supervisor de qué filme se trataba y me dijo que iba a ser una historia de cine punk, para un público minoritario... Al final resultó ser Matrix. Tuve una potra increíble".
Sin embargo, esto fue sólo el principio: "Al concluir estas prácticas, al estudio le salieron más proyectos, así que me contrataron. Luego cerró, pero me fui a otro, que también cerró, y así varias veces durante diez años, en los que me dediqué a los efectos especiales -nubes, polvo, fuego, colisiones...- para películas de acción real como Los cuatro fantásticos o La aventura del Poseidón. Al fin, en el año 2006, tuve la enorme suerte de entrar en Pixar".
Una vez situado en la primera división de la animación mundial, Núñez Vila comenzó a desarrollar todo su potencial. "En Pixar el método de trabajo es diferente. Aquí se trabaja directamente con el director, a diferencia de lo que se hace en otros estudios. Hacemos una lluvia de idea entre todos y vamos avanzando codo con codo".
Pixar también es un paraíso en lo que a condiciones laborales se refiere. "En general en toda la industria de la animación se cuida mucho al empleado. Aquí tenemos piscina, gimnasio y zonas de descanso para que cuando queramos nos tomemos un respiro. La producción por ordenador demanda tanto y es tan estresante, que lo que quieren es que la gente se distraiga y esté cómoda para que los jugos creativos no se sequen". "Aquí te contratan para que trabajes 50 horas a la semana, de lunes a viernes. Cuando hay mucho trabajo, se curra los fines de semana y se echan 60 horas si hace falta, pero eso es en toda la industria. Luego se gana mucho dinero, porque pagan las horas extras. Además, tenemos tres semanas de vacaciones y, al cabo del cuarto año, te dan una cuarta semana, que está muy bien para ser EEUU", destaca. En cuanto a los sueldos, el creativo asegura que "pagan menos que el resto de la industria, pero tienes el plus de que estás trabajando en Pixar. En cualquier caso, comparado con los sueldos españoles, se gana bastante más".
Otra de las ventajas de trabajar en Pixar es que "no se nota la crisis". "Han hecho algunos recortes, pero poca cosa. El principal problema ahora es que se están llevando gran parte de la animación al sudeste asiático. Lo bueno es que Pixar es autosuficiente: aquí se hace desde la historia hasta los efectos. Nos lo guisamos y nos lo comemos. Además cuidan mucho la cantera y eso, al final, se nota en el resultado.
"Pero para mí, lo mejor es que siempre predomina la parte artística sobre la económica, lo que también es de agradecer".
En los tres años que lleva instalado en la meca de la animación, Núñez Vila cree haber dado con el secreto del éxito de Pixar: "Para ellos lo principal son los personajes y su evolución a lo largo de la historia. Saben donde está el dial de la emoción humana y lo saben girar, pero no lo fuerzan. Eso lo hacen con elegancia".
La idea de volver a España no pasa por la mente de este sevillano de adopción, a pesar de la mejoría que ha experimentado aquí el sector. "Planet 51 ha sido un antes y un después. Hace un par de años fui a ver los estudios que la hicieron y tienen todo muy bien atado. Creo que en Europa no hay nada igual".
Sin embargo, el regreso parece descartado: "Llevo muchos años en San Francisco y estoy muy bien aquí. Tengo mis amigos y mi vida. Ya somos ya ocho españoles en Pixar y espero que otros se animen a intentarlo. Cuando yo entré había sólo dos, y ya somos más que los alemanes, que son cuatro", presume.
Pese a todo, lo mejor es otra cosa: "Aunque la animación parece una profesión de hombres, en Pixar trabajan muchas mujeres, casi la mitad de la plantilla. En mi departamento no hay ninguna, pero por aquí se ven muchas chicas, de muchos países, y eso le da un punto divertido".