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Un sinvivir entre humedades

Una familia lleva 3 años denunciando la mala situación de su vivienda.

el 28 abr 2010 / 19:03 h.

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El techo caído de la casa.
Primero fue la humedad, después las grietas y luego un techo que se derrumba sobre sus cabezas. El matrimonio formado por Francisco y Adela viven en un humilde piso de Madre de Dios y desde hace casi cuatro años sufren el calvario de ver cómo se deteriora sin que su compañía de seguros ni su vecino de arriba, que tiene el baño precintado por la Policía Local y los Bomberos, hagan nada por librarles del suplicio de no poder vivir "como las personas normales".

"No podemos usar el servicio con tranquilidad, siempre mirando al techo por si vuelve a caerse, y para ducharnos tenemos que ir a casa de nuestra hija o de algún familiar", cuenta Francisco señalando los daños que tiene en su vivienda. "Un día, por culpa del agua que chorrea por lo azulejos, tuvimos un cortocircuito que por poco me mata", dice señalando un enchufe tapado con cinta aislante.

Nada más entrar, la humedad se aparece en los quicios de la puerta principal. El baño, cubierto con un plástico, es el lugar de la casa más afectado. La lucha contra los elementos, en concreto contra el agua que les cae del piso de arriba, comenzó hace cuatro años. Entonces era una pequeña gotera que fue creciendo y creciendo son que su vecino hiciera nada para repararla.

"Nos dijo que llamaría a un fontanero, pero no llegó nunca a arreglar todo los daños que tenía". En la compañía de seguros también se lavan las manos: "Dicen que lo único que pueden ofrecerme es defensa jurídica, que es una avería del otro cuarto de baño, que tiene una fuga en una tubería, y que si mi vecino no tiene seguro...", explica resignado Francisco.

En su casa han tenido que fumigar porque la presencia de insectos era insoportable. Los muebles se les han apulgarado y otros enseres de la casa se han podrido a causa del agua. El peor momento lo pasaron cuando la escayola del techo y parte de la estructura del techado del cuarto de baño cedió y les dejó al descubierto el bote sifónico del piso de arriba. Los Bomberos y la Policía Local acudieron y levantaron acta de lo ocurrido, precintando el baño del vecino para evitar que su uso acarreara un accidente grave. A veces escuchan ruidos sobre sus cabezas, pero no se aventuran a decir que se han saltado la orden.

A los juzgados también han acudido con un abogado que sufraga su compañía. Aunque el juez les dio la razón, la condena al vecino causante del daño no cubre ni una trigésima parte del presupuesto de la reparación: "Como se ha dejado ir, el arreglo se ha puesto ya en casi 6.000 euros, y eso sin contar las cosas que se han roto. Y lo han condenado a pagarme 244 euros, algo que me suena a cachondeo".

En un informe de Urbanismo se especifica el desglose de los gastos a los que tiene que hacer frente el propietario del piso superior a la casa de Francisco y Adela y de los que se tiene que hacer cargo la comunidad de vecinos.

En el documento, se insta a comenzar las actuaciones en 10 días. La fecha en la que se firma y se sella por el secretario de la Gerencia es el 11 de marzo. Francisco está desesperado porque todo sigue igual, con el baño prácticamente inutilizado y sin un plazo establecido para empezar a vivir "como las personas normales".

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