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Un streaming al bombero

La primera retransmisión ‘on line’ del Pleno revoluciona a concejales en clave preelectoral, que compitió en audiencia con lo más ‘fashion’ del Cuerpo y su pasarela ligera de ropa en Plaza Nueva

el 29 mar 2014 / 12:47 h.

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Protesta de los Bomberos de Sevilla. / José Luis Montero Protesta de los Bomberos de Sevilla. / José Luis Montero Luces, cámaras y acción. Silencio, se rueda en el plató del Salón Colón y los concejales –da lo mismo la bancada– muestran sus mejores galas: queda un año para las elecciones y, esta vez, no hay límite de aforo en el Pleno. El Ayuntamiento estrenó su particular Gran Hermano, con nueve horas de emisión en directo vía streaming, la palabra más cacareada en el gallinero plenario.  ¿Y eso qué es? Internet, bendito tesoro, que lleva el Pleno a todas partes. Ante las cámaras, toca hablar bien, ser locuaz, original, bromista e incluso acusica. Más de un concejal se animó a coger el minutero para contabilizar las ausencias de unos y otros. Juan Bueno calculaba las del socialista Espadas, incluso analizaba lo que entendió como «exceso de intervenciones». La vigilancia para el alcalde se iba turnando, pero la estrella fue José Manuel García (IU). «Que alguien busque al alcalde que se nos ha escapado», dijo, en medio del debate de la Gavidia. Y, es verdad, estaba con el embajador británico, Simon Manley –ya a la tarde, la ausencia deZoido fue más prolongada y con menos justificante–. El streaming, aunque a medio gas –no se podía ver en dispositivos móviles, algo que quedará solventado para el siguiente pase– era la comidilla del Pleno. Y eso que no tenía unidad móvil fuera, a las puertas del Ayuntamiento, porque habría roto los medidores de audiencia. Mientras se desentrañaba la compleja traducción al lenguaje humano de la reforma local, la pasarela de Plaza Nueva echaba humo con los cuerpos esculturales –y no tanto– de bomberos a mitad de ropa. Bien mostrando al aire sus pectorales o luciendo polos-calzonas para los días de buen tiempo, mostrando al aire sus gayumbos. El Cuerpo de Bomberos protestaba de esta guisa ante la falta de vestuario y con un maestro de ceremonias especial. Un doble del alcalde –con careta y guardaespaldas incluídos– que imitaba a la perfección sus movimientos en un showroom reivindicativo, que tuvo de público de excepción a los afectados por la paralización de los programas de empleo y el comité de empresa, reacio a la aplicación de la reforma local. Tras la denominada por los bomberos como Moda Zoidolin Fashion, la originalidad continuó con la Peña Flamenca Torres Macarena, que reclamó al compás y guitarra en mano que no le echen el cierre a su histórica sede. Y, como colofón, una caravana de Eurotaxis –taxis adaptados para personas discapacitadas– circulando con parsimonia y bocina al canto por las calles del casco histórico. Y, entre tanto guirigay, Juan José Cortés. Asesor del Grupo Municipal del PP en asuntos sociales, ayer se mostró dispuesto a dejarse ver ante las cámaras. Se colocó en primera fila entre el público. Cada vez que el alcalde daba un paso, ahí estaba en plano. Ya sea en medio de la visita institucional del embajador de Reino Unido o en la acalorada conversación que tuvo con los taxistas en el pasillo. Ahí estaba Cortés para demostrar que estaba de regreso y con ganas de trabajar en el Consistorio. Hasta se coló en el homenaje del día. Quizá el momento que más mereció la pena de la primera emisión on line del Pleno: el tributo a tres sindicalistas de CCOO, cuyos apellidos pondrán nombre al centro cívico que, en su día, fue la cárcel donde estuvieron encarcelados. Fernando Soto, Eduardo Saborido y Francisco Acosta –este último se ausentó– ya recibieron la medalla de la ciudad en 2010 y ayer recibieron los elogios de la clase política. «Que aquí debatamos es consecuencia de la lucha que vosotros llevasteis», defendió el alcalde, que también les atribuyó que este espacio «antes de cárcel» ahora lo es «de libertad». Iba a tomar la voz los portavoces de la oposición, cuando Fernando Soto interrumpió la sesión plenaria  con una petición in voce: que borraran eso de Ranilla, que era como se conocía de manera despectiva a la cárcel, y que el edificio se quedara sólo con los apellidos de los tres sindicalistas. Ni mano alzada ni voz en alto ni votación electrónica (que no se hace desde la marcha de Antonio RodrígoTorrijos). Dicho y hecho, con la bendición espontánea del presidente del pleno, Javier Landa.

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