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Un tercio de las víctimas muere por dejar que la visite su agresor

Bajar la guardia en los casos de violencia de género puede costar la vida. El aislamiento y la baja autoestima hacen que, incluso cuando ha dado el paso de denunciar, acceda a una visita del agresor presuntamente arrepentido.

el 14 sep 2009 / 20:38 h.

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Bajar la guardia en los casos de violencia de género puede costar la vida. El aislamiento y la baja autoestima que padece la víctima tras años de malos tratos hacen que, incluso cuando ha dado el paso de denunciar, acceda a una visita del agresor presuntamente arrepentido, una visita que puede resultar mortal.

Durante toda esta semana se han celebrado múltiples actos en torno al Día Internacional para la eliminación de la violencia hacia las mujeres, que se conmemora hoy domingo. Ha habido declaraciones institucionales del Parlamento andaluz, campañas del Instituto Andaluz de la Mujer, manifiestos de solidaridad del PSOE-A, promesas electorales del PP-A y hasta un debate sobre la responsabilidad social de los medios al abordar el tema.

Lamentablemente, mientras todo esto ocurría, han muerto otras dos mujeres, elevando a 69 las víctimas en 2007, ocho en Andalucía.

Si hay un mensaje repetido por los responsables políticos es la importancia de la denuncia. Los datos demuestran que conforme aumentan éstas, descienden los casos. En Andalucía se han presentado este año 11.325 y se incrementan a un ritmo mayor que en el resto de España (un 61,9% entre 2002 y 2006 frente a un 43,5% en el resto del país), lo que se ha traducido en una reducción de la violencia mayor (del 2% en ese periodo frente al 0,6% de media nacional). Pero no hay razones para el optimismo, pues Andalucía se sitúa entre las comunidades con mayor tasa de homicidios (2,5 por millón de habitantes), sólo por debajo de Baleares y Asturias.

La denuncia es el primer gran paso y requiere un apoyo del entorno de la mujer, cuyo aislamiento y falta de autoestima hacen que minimice el riesgo. Según el director general de atención a las víctimas de violencia de la Consejería de Justicia, Miguel Lorente, esa es la explicación de que, tras años de descenso de homicidios en el domicilio conyugal por parte de la pareja y aumento de los registrados en la calle a manos de los ex, el año pasado hubiera un repunte de hasta un 30% de asesinatos de mujeres por parte de sus ex parejas durante una visita del agresor al domicilio con el consentimiento de la víctima.

Más allá de los datos, la violencia de género es un fenómeno complejo. La percepción de las relaciones entre los sexos en términos de desigualdad es la base, pero no es nueva ni fruto de un bajo nivel cultural. Esta desigualdad ha sido esgrimida incluso con argumentos científicos varias veces en la historia (basta recordar la Teoría del hombre cazador que vincula un mayor desarrollo intelectual y social a la caza, eminentemente masculina).

La coeducación es una vía a seguir, pero docentes con años de experiencia en ésta como Antonio Armenteros, del Instituto San Pablo de Sevilla, dicen notar "cierto retroceso" entre las chicas, que se muestran "orgullosas" de que "su novio no les deje llevar minifalda o se enfade cuando hablan con otros". Actitudes como ésta son el origen de muchos casos. La contrapartida es que, aunque la media de espera para denunciar es de 7 a 10 años, cada vez lo hacen más mujeres jóvenes. También aumentan los casos en la tercera edad cuando, al igual que en vacaciones, la convivencia se hace conflictiva.

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