El primer paso para resolver los problemas de los monumentos repartidos por las calles de Sevilla es conocer cuál es su situación real. Y ésta dista mucho de ser la adecuada, según el inventario elaborado por la Delegación de Infraestructuras para la Sostenibilidad, que dirige IU, que se expone en el Ayuntamiento de Sevilla. De los 1.362 bienes catalogados ubicados en la vía pública, entre placas, mosaicos, elementos de mobiliario urbano con valor histórico y esculturas, alrededor de 450 sufren daños de distinto tipo. Vandalismo, suciedad, pérdida de elementos, destrozos y oxidación afectan a una tercera parte de las obras artísticas de la ciudad. De éstas hay 131 con un estado de conservación medio, es decir, que requieren una intervención, y un centenar cuyo estado es muy malo por el desuso o el abandono durante años, mientras que el resto presentan un buen estado pese a los daños detectados por los técnicos.
El diagnóstico, que IU usa como punto de partida para un plan de recuperación del patrimonio que ya ha arrancado en obras como la Inmaculada, es especialmente delicada en tres zonas de la ciudad. La primera de ellas es la zona de la Cartuja. En la isla, incluyendo el Alamillo, hay 76 bienes catalogados, y de ellos hay 44 (casi el 58%) con problemas de conservación, que en la mitad de los casos son graves.
El mural Verbo América, de Roberto Matta, es un caso paradigmático. Su restauración arranca ahora tras recibir el siguiente diagnóstico que figura en el inventario de los bienes de la ciudad: “La obra ha perdido el 70% de las baldosas, ofreciendo lagunas de dimensiones considerables. Su entorno alberga gran cantidad de vertidos residuales, que favorecen el crecimiento de vegetación y motiva la aparición de importantes deterioros sobre su superficie”. Fue uno de los símbolos de la Exposición Universal de 1992 al igual que otros muchos bienes en los que el inventario alerta de un estado malo de conservación. Entre ellos, casos ya conocidos como las carpas de la Exposición o las rejillas de las alcantarillas, que son consideradas objetos de valor histórico.
Hay otros menos populares, como el Hombre de camisa blanca y pantalón negro, del artista Stephen Bankohol, que lleva años desaparecida, o la obra No ma dejado de Eva Lootz, de la que se realiza la siguiente advertencia: “Está en riesgo su estabilidad”.
La segunda área más afectada por estos problemas es el distrito Sur, principalmente por los desperfectos existentes en varios de los conjuntos escultóricos del parque de María Luisa. El informe de la Delegación de Infraestructuras para la Sostenibilidad advierte del deterioro de las cuatro alegorías, a las que les faltan piezas y sufren problemas por pintadas y suciedad, así como las 16 victorias aladas, con un diagnóstico especialmente crítico.
El Centro es la tercera gran área, principalmente porque es la que tiene más monumentos en sus calles, 714. En su zona sur hay unas 60 obras con un estado medio o malo, mientras que en el casco norte el número se reduce a unas 40. Hay graves desperfectos en elementos de todo tipo. Desde la Fuente de las Cuatro estaciones de la Avenida del Cid, con pintadas y pérdida de elementos materiales, hasta rótulos comerciales como el de la calle Almirante Hoyos. Éste último es un ejemplo del lenguaje publicitario de principios del siglo XX, pero está en un estado malo de conservación. Lo mismo le ocurre a escudos, como el ubicado en la calle Sagasta, 1; a un altar, como el instalado en la calle Ángela 3 o al retablo cerámico de Jesús de la Redención, con pintadas. Obras más recientes como el monumento a Antonio Mairena tampoco se salvan.
El análisis afecta a todo tipo de obras. Se consideran bienes patrimoniales los bancos y las fuentes ornamentales de Bellavista, muestras de lo que fue la urbanización del distrito en los 60. Ahora están muy deterioradas.
Con este inventario encima de la mesa, al que se quiere dar la mayor difusión para acercar el patrimonio de la ciudad a la población, IU quiere continuar ahora con su plan de reforma del patrimonio de la ciudad. No sólo con actuaciones inmediatas, como restauraciones, sino también con planes a largo plazo como la instalación de materiales que blinden las esculturas de las pintadas, instalaciones contra los excrementos de palomas o incluso con replanteamientos de la distribución de las obras.
