Un ‘tesorillo’ redescubre la historia de la antigua Astigi

Las monedas halladas en las obras de la plaza del Salón de Écija dan a conocer el pasado romano de la ciudad.

el 02 oct 2011 / 19:43 h.

Algunas de las monedas descubiertas en las obras de la plaza del Salón.

Son 1.305 monedas que dicen mucho del pasado de Écija. En concreto de la Astigi romana y de la época oscura en que la orgullosa ciudad que fue una de las cuatro capitales administrativas de la provincia Bética -al mismo nivel que Cádiz, Sevilla y Córdoba- vivía su declive justo en el tiempo que se desmoronaba el imperio romano. Un estudio de Álvaro Fernández Flores, especialista en numismática y, además, natural de la vecina localidad de Fuentes de Andalucía, ha documentado las monedas desenterrado en las excavaciones de la plaza del Salón hace casi siete años, en noviembre de 2004.

De ese estudio, se extraen conclusiones que permiten hilar el pasado romano de la ciudad y echar luz sobre un período de la historia -siglos IV y V de nuestra era- sobre el que no existen muchos datos. Así, lo que, para el común de los mortales es un montón de monedas antiguas, se convierte para los arqueólogos en un tesorillo de 1.304 AE2 (todas menos una), de entre 379 y 395 d.C. Son las monedas corrientes de la época, conocidas como maiorinas y de bronce. Y todas, salvo una, iguales, lo que lleva a la conclusión de que fueron guardadas durante mucho tiempo por el vecino de la Astigi romana que las ocultó en el techo de su casa, donde fueron encontradas y desenterradas hace siete años.

Según los expertos, la intencionalidad de esconderlas puede interpretarse en el contexto de la época. La moneda que se diferencia del resto, es de entre 395 y 408, después de salir el edicto de Milán (abril de 395), que pedía la devolución de estas maiorinas para cambiarlas por otras con la mitad de peso pero mismo valor.

El arqueólogo municipal, Sergio García-Dils, lo explica en román paladino: "Con el edicto de Milán, se pide cambiar moneda buena por moneda cutre, por decirlo de algún modo, aunque tenían el mismo valor". Ese cambio no lo aceptó el ecijano que ocultó el tesorillo.

El dato da a entender, junto con las fechas de las monedas, que Écija se puso del lado del Imperio Romano de Oriente en la convulsa época, la de las invasiones bárbaras y los levantamientos militares en la parte occidental del imperio. La mitad del tesorillo es de entre 379 y 388 d.C. (entre Graciano y Magno Máximo) y la otra mitad, de entre 393 y 395 d.C. (entre Teodosio I y Honorio). La oveja negra es de entre 395 y 408 d.C., de Arcadio. "Entre 393 y 395, todas las monedas proceden de Constantinopla, Nicomedia, Antioquía, Alejandría...", enumera Sergio García-Dils, que, al hilo de este alineamiento de Astigi con el Imperio de Oriente, recuerda que el sarcófago de Santa Cruz, una de las piezas arqueológicas más conocidas de la ciudad, tiene inscripciones en griego (la lengua oficial de los bizantinos) y motivos cristianos, una prueba más de por quién tomaron partido los ecijanos (el Imperio de Occidente hizo bandera del paganismo), "una ayuda importante, porque Écija tenía salida al mar puesto que el río Genil era navegable".

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