Local

Un 'Tio Vania' al borde del tedio

el 25 ene 2013 / 20:54 h.

TAGS:

Una escena de la obra.

Teatro Lope de Vega. Del 24 al 27 de enero. Compañía: L’Om Imprebis. Autor: Antón Chéjov. Dirección: Santiago Sánchez. Intérpretes: Rosana Pastor, Carles Montoliu, Sandro Cordero, Xus Romero, Vicente Cuesta, Paca Ojea, Carles Castillo, Carmen Arévalo.

Resignación o cambio es el conflicto sobre el que gira esta obra, con la que Antón Chéjov (1860-1904) se adelantó a su tiempo, concibiendo la dramaturgia como una sucesión de cuadros cotidianos que rebasan su impronta costumbrista para adentrarse en el perfil psicológico de los personajes y sus convulsas relaciones.

La historia de Tio Vania –publicada en 1899– se desarrolla en una sociedad rural cuyas formas de vida parecen suspendidas en el tiempo. Sus protagonistas se aferran a unos valores perdidos por el nuevo orden social contemporáneo. El apego a su cultura tradicional lleva a los personajes a sacrificar sus vidas en pos de unos ideales que se derrumban a sus pies. Para darlo a entender, el autor se sirve de la figura del cuñado de Tío Vania, el viejo profesor que al irse a vivir al campo, tras su jubilación, deja entrever su verdadera personalidad: un ególatra egoísta y fracasado que sólo se quiere a sí mismo. De esta manera, el célebre dramaturgo critica las nuevas formas de vida de las sociedades contemporáneas ofreciendo una visión negativa y un tanto apocalíptica de su época. Los personajes se ven envueltos en una trama tan sutil como densa. Las relaciones de amor se definen por la represión y la contención del deseo, la angustia y la frustración. Así, aunque la historia culmina con un intento de homicidio, lo que prima en todo momento es el tedio y el carácter anodino y resignado de los personajes centrales.

Es justo lo que destaca esta nueva versión a cargo de Santiago Sánchez, cuya puesta en escena se empeña en destacar la impronta costumbrista a fuerza de huir del conflicto y de restar profundidad al texto. Para ello se sirve de una escenografía estática, que al igual que el vestuario nos sirve para encuadrar la época, y una iluminación que acentúa el tono impresionista y el ritmo cadencioso de la dramaturgia. Con todo ello el montaje consigue extender al patio de butacas el sentimiento de asfixia que domina a los personajes, llevando al espectador al borde del tedio, del que por fortuna se libra gracias a la maestría de los actores y actrices que componen el reparto.

En ese sentido cabe destacar la presencia escénica de Rosana Pastor y la riqueza de matices con la que tanto Carles Montoliu en su papel de médico, como Xus Romero en su papel de sobrina, otorgan una dimensión psicológica a sus personajes a pesar de no tener ni la edad ni el aspecto físico adecuado. Esta obra conoció en 1994 una singular y muy teatral aproximación cinematográfica filmada por Louis Malle y titulada Vania en la calle 42.

  • 1