Un tranvía de Alcalá que no quiere esperar a 2016

El alcalde estalla y exige que se incluyan partidas para que este proyecto no se convierta «en el monumento de la incompetencia y desidia de la Junta» . Gutiérrez Limones justifica que el reinicio de las obras supondrá un aliciente para el despegue de una de las principales zonas de desarrollo industrial de la provincia.

El proyecto del tranvía de Alcalá de Guadaíra lleva años paralizados al 80 por ciento de ejecución. El proyecto del tranvía de Alcalá de Guadaíra lleva años paralizados al 80 por ciento de ejecución. Queda ya caduco aquel anuncio, de enero de 2010, en el que se afirmó con cierta rotundidad que la obra del tranvía de Alcalá de Guadaíra –y el de Dos Hermanas, que se incluía en el anuncio– estarían antes de 2012. Un plazo desbaratado por una coyuntura que obligó a parar primero el proyecto, cuando se encontraba en el 80 por ciento de ejecución y, después, aplazar su finalización presupuesto tras presupuesto. La esperanza, tanto del Consistorio como de los empresarios, es que esta conexión, clave para el florecer económico de Alcalá, hallaría respaldo en forma de millones en las cuentas de la Junta en 2015. Tras ver que no aparecían reflejados, su alcalde, AntonioGutiérrez Limones, acudió a su «enésima» reunión para intentar arañar una partida que se incluya durante el trámite parlamentario para que el tranvía no quede, según sus propias palabras, «en un monumento a la incompetencia y la desidia de la Junta». Así lo trasladó en el encuentro que mantuvo ayer con responsables de Globalvía –la máxima accionista de la sociedad Metro de Sevilla– y de la Consejería de Fomento y Vivienda. Una reunión en la que no faltó la declaración de intenciones existente por parte de la administración andaluza, pero que no se traduce en el dibujo presupuestario. «Llevo decenas de reuniones, en las que me han trasladado que el dinero llegará de los fondos Feder, de la colaboración público-privada,... pero sin cerrarse nada», recriminó el regidor, el mismo que hace año y medio, durante la inauguración del segundo tramo de la SE-40, advirtió del languidecer del proyecto, con los «desperfectos, robos y vandalismo» sufridos. Gutiérrez Limones trasladó, al término de la reunión, que no contempla otro escenario que el reinicio de las obras para 2015 y que hará lo que esté en su mano para «que se tenga en cuenta el tranvía alcalareño y se busquen las partidas presupuestarias necesarias para culminar la obra». En ese sentido, quedarían en torno a 20-25 millones para la finalización de una obra que, desde hace años, se encuentra varada al 80 por ciento de su ejecución. De hecho, en su reivindicación no traslada que todo el montante llegue en 2015 –el escenario idílico para el alcalde–, pero al menos que sea suficiente como para que el proyecto tranviario vuelva a echar a andar y que puede finalizarse en el siguiente ejercicio. «Vamos a exigir lo que creemos que es absolutamente razonable, justo y que nadie cuestiona, que es la terminación del tranvía de Alcalá. Es irracional que una obra al 80 por ciento no se culmine, cuesta más no acabarla que ponerla en funcionamiento», manifestó. Así, tildó de «ilógico» que, dentro de las prioridades de movilidad, que existen en Andalucía no sea ésta una de las primeras. Y expuso, en su defensa, el sello de distinción de Alcalá: su nutrido polo industrial, que está desarrollado pero que, bajo su punto de vista, podría despegar con la puesta en servicio de un tranvía cuyos raíles sólo se usan, de momento, como improvisada ruta del colesterol. Gutiérrez Limones, al respecto, concretó que hay empresas que han mostrado su intención de instalarse en los polígonos alcalareños y preguntan «por el tranvía». Algo que, puntualizó el regidor, no sólo beneficiaría a Alcalá, sino «a la corona metropolitana y la provincia en su conjunto». La gota que ha colmado el vaso, sin embargo, ha sido, según Limones, la petición de la deuda por las obras del tranvía, algo que calificó de «ofensivo» al tratarse de una obra «no terminada, que no podemos disfrutar». En ese sentido, planteó que su ciudad está en situación de desventaja con respecto a otras «que sí se benefician de la línea 1 del Metro y aún no han pagado su parte», caso Sevilla, Mairena o San Juan.   MONEDA DE CAMBIO En sus elucubraciones, no ocultó su preocupación de que el tranvía sea al final «una moneda de cambio en la Junta», a la par que lamentó que, en materia de infraestructuras, Alcalá no sea de las beneficiadas.En ese saco, además del tranvía, incluyó la ampliación de la A-392, que conecta las dos principales poblaciones excluyendo a la capital: Alcalá y Dos Hermanas.La que se iba a transformar en autovía –dos carriles por sentido– funciona «en gran parte de kilómetros con carril provisional», después de obligar al Gobierno local a hacer esfuerzos para llegar a acuerdos con familias a las que había que expropiar habiendo abonado 2,5 millones de las arcas municipales. Al tirón de orejas de Gutiérrez Limones no contestó la Junta, pero si el PA alcalareño. La portavoz andalucista, Lola Aquino, se centró en críticar al alcalde, insinuando que el problema del tranvía viene derivado de rivalidades pasadas –y enterradas en publico– con la presidenta de la Junta, Susana Díaz; cuando pugnaron por el liderazgo del PSOE provincial.Con ese argumento, le reclamó que diera «el paso atrás para no perjudicar» a los alcalareños.

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