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Un viaje con final abierto

Terrence Malick firma su obra más íntima y a la vez su filme más épico.

el 15 sep 2011 / 08:26 h.

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De la mano del director Terrence Malick (Malas tierras, Días del cielo, La delgada línea roja, El nuevo mundo) nos llega una experiencia cinematográfica provocativa. Su quinta película, El árbol de la vida, es un canto a la vida. Busca respuestas a las preguntas más inquietantes, personales y humanas; a través de un caleidoscopio de lo íntimo y lo cósmico, que va de las emociones más descarnadas de una familia de un pequeño pueblo de Texas a los límites infinitos del espacio y del tiempo, de la pérdida de inocencia de un niño a los encuentros transformadores de un hombre; y lo hace con sobrecogimiento, asombro y trascendencia.

Una historia impresionista de una familia del medio oeste americano en los años cincuenta, que sigue el transcurso vital del hijo mayor, Jack, a través de la inocencia de la infancia hasta la desilusión de sus años de madurez, en su intento de reconciliar la complicada relación con su padre (Brad Pitt). Jack (como adulto, interpretado por Sean Penn) se siente como un alma perdida en el mundo moderno, en busca de respuestas sobre el origen y significado de la vida, a la vez que cuestiona la existencia de la fe.

A través de la imaginería singular de Malick, vemos cómo naturaleza bruta y gracia espiritual construyen no sólo nuestras vidas como individuos y familias, sino toda la vida.
Terrence Malick siempre ha creado películas que hacen reflexionar, intensamente visuales y emocionales, cada una es una experiencia distinta llena de misterio y profundidad. Su nueva película puede ser simultáneamente su obra más íntima y épica hasta el momento y, a la vez, va del comienzo de la vida en la tierra al fin del universo, en busca de lo verdadero, lo duradero, lo infinito.

La historia se desarrolla de manera sinfónica, como una pieza musical dividida en movimientos, o las ramas de un árbol altísimo que traza la evolución de una única vida, la de Jack O'Brien, quien está intentando encajar una serie de preguntas persistentes sobre la ira de su padre, el amor de su madre, la muerte de su hermano y sus propias luchas con la fe y el sentido de las cosas.

Pero la historia de Jack discurre dentro de la enorme belleza y el ritmo recursivo del universo mismo. Sus luchas humanas pasan a formar parte de los poderes inmensos de creación y destrucción del cosmos, según comienza a sentir sus conexiones con el polvo de las estrellas, con las criaturas prehistóricas que en el pasado deambulaban por el mundo y con su destino final. Es una historia de amor profunda sobre cómo el amor emerge de la vida y la vida emerge del amor.

El árbol de la vida es un viaje de final abierto hacia un territorio inexplorado para una audiencia de cine contemporánea, una que sin duda impactará a cada persona de una manera única. Según Malick entra en semejante nebulosa, mundos llenos de imaginación como la memoria infantil, la historia prehumana y el reino de las estrellas centelleantes. n

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