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Un villancico de récord Guinness

La gente coreó más el ‘Ya vienen los Reyes’ que la ‘Blanca Navidad’ del cantante sevillano.

el 23 dic 2012 / 20:42 h.

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Bullas como en Semana Santa. Imposible acceder a la plaza de San Francisco, donde cientos de personas aguardaban la convocatoria del masivo villancico que iba a interpretar el sevillano Hugo Salazar. "Qué no veo", era la frase más repetida entre los más pequeños, que, aupados en los hombros de sus padres, mantenían fija la mirada en la fachada del Ayuntamiento donde no paraban de sucederse las proyecciones previas al mapping navideño de las siete.

La espera se hace eterna entre la penumbra de una plaza atestada de gente, con carritos de bebés, globos y hasta sillitas plegables de los más precavidos. La expectación sólo es comparable a la cabalgata de Reyes Magos o la llegada del palio de la Macarena al convento de Santa Ángela de la Cruz. Hay incluso a quien no le importó aguantar a pie parado entre el hedor del adoquinado procedente de los orines de los caballos que habitualmente se sitúan a este lado del Banco de España. Sin embargo, la masiva convocatoria del Ayuntamiento -bautizada con el nombre de El mayor evento navideño jamás cantado- bien puede pasar al libro Guinness de los récords por eso, por ser multitudinaria, pues la actuación del artista fue fugaz y apagada.

Pasados unos minutos de las siete de la tarde, los focos de luces alumbraban el pequeño escenario montado bajo la fachada de la Casa Consistorial. Allí aparecía Hugo, tras una breve presentación que reclamaba la colaboración de todos en la interpretación conjunta del tema Oh, Blanca Navidad. Al más puro estilo de los payasos de la tele, Hugo lanzó las preguntas de cortesía: "¿Cómo están ustedes?". La respuesta fue intuitiva y coreada por todos: "Bieeeen". Hechas las presentaciones, el artista sevillano solicitó la atención del público para dar forma al villancico elegido.

Entre que el tema no era demasiado conocido por el público en general y que el respetable no había tenido un calentamiento previo de las voces, lo cierto es que la canción navideña sonó, pero no como debiera. Eso sí, el momento no dejó de ser único, tanto por la cantidad de gente como por los efectos especiales añadidos, pues nevó sobre la plaza. Muchos optaron por grabar estos cinco minutos -no fueron más- en sus teléfonos móviles. "Es preciso, me encanta", exclamaba Lourdes, apoyada en las vallas que delimitaban la zona del escenario del improvisado patio de butacas.
Inmediatamente, y tras pedir "un aplauso para todos", Hugo trató de resucitar una fiesta, de la que muchos esperaban "otra cosa". Cantó a capella el "Ande, ande, ande la marimorena...", pero no se escuchó entero.

"¿Ya está? Tanto esperar para esto. La verdad, me lo imaginaba de otra manera", lamentaban muchos desde la bulla, mientras comenzaba la primera de las proyecciones del mapping programada para los domingos. Entre libros y descubrimientos, una imagen acaparó toda la atención: la llegada en camello de los Reyes Mayos. Su entrada por los laterales del edificio recibió un gran aplauso. "¡Mira Baltasar! A ése le he pedido el proyector de las Monster High", explicaba Carolina a su madre.

El villancico Ya vienen los Reyes Magos que acompaña estas imágenes resultó ser más coreado que la Blanca Navidad. "La gente se ha animado más con los Reyes Magos, la verdad", confesaba Antonio Ruiz a su familia, que había venido desde Écija para echar la tarde en Sevilla. Precisamente, su esposa, Matilde, iba más allá en sus valoraciones: "Es que la letra no se veía bien en la fachada. Tenían que haber hecho un calentamiento previo y la gente se hubiera implicado más, y no sólo cinco minutos de canción".

A las 19.20 horas empezaba lo peor. Terminado el mapping, llegaba la complicada maniobra de salir de la plaza de San Francisco y guardar cola para pillar un taxi o, simplemente el autobús de línea. En la otra cara de la fachada del Ayuntamiento, una protesta del Movimiento Cultural Cristiano recordaba la dureza de la crisis en muchos hogares sevillanos. A modo de rosario de la aurora, con velas encendidas y megáfono, deambulaban por la Plaza Nueva. Era la otra cara de esta Blanca Navidad...


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