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Un violador acepta 16 años de cárcel en su cuarta condena por agresión sexual

El hombre acusado de violar en la zona de Viapol a una joven el día de Navidad de 2006 admitió ayer la agresión, cometida sólo unos días después de salir de prisión por un delito similar, y aceptó una condena de 15 años de cárcel por un delito continuado de violación, otro año por lesiones y el pago de una indemnización de 90.000 euros a la víctima.

el 16 sep 2009 / 00:22 h.

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I.C.

El hombre acusado de violar en la zona de Viapol a una joven el día de Navidad de 2006 admitió ayer la agresión, cometida sólo unos días después de salir de prisión por un delito similar, y aceptó una condena de 15 años de cárcel por un delito continuado de violación y un año más por lesiones, así como el pago de una indemnización de 90.000 euros a la víctima.

El acusado, Manuel G.R., de 44 años, ya había sido condenado antes en tres ocasiones por otra violación y dos agresiones sexuales en 1994, 1999 y 2002. Las penas fueron de 14 años, ocho meses y 21 meses de prisión, respectivamente. También fue condenado a siete meses por un robo.

En el juicio, que iba a celebrarse a puerta cerrada en la Sección Séptima de la Audiencia pero quedó zanjado con el acuerdo entre las partes, el inculpado reconoció la violación cometida pasadas las siete de la mañana del 25 de diciembre de 2006. El procesado, según sostenía el fiscal en su escrito de acusación, "merodeaba por la zona de Viapol en busca de una víctima con la que satisfacer sus deseos libidinosos y violentos" y encontró a la víctima, de 25 años, cuando se dirigía a su trabajo en un hotel.

El hombre la abordó por detrás "de modo absolutamente imprevisible y amparado en la oscuridad aún reinante", la cogió por el cuello, le metió los dedos en los ojos para impedir que lo viera y le tapó la boca para evitar que gritase mientras la amenazaba de muerte, diciéndole "¿Quieres morir? Te voy a matar".

Luego la llevó a unos matorrales junto a unas obras. La víctima, según los hechos reconocidos por el acusado, se encontraba "presa del pánico y no reaccionaba", por lo que la tendió en el suelo boca arriba. Allí la violó varias veces y de distintas formas, por lo que la sentencia le aplicará las agravantes de aprovechamiento de las circunstancias de lugar y tiempo y también la de reincidencia. La joven sólo pudo escapar cuando el hombre se alejó unos metros para orinar.

Además del trauma, la víctima sufrió lesiones en la cara propias de la violenta agresión: quedó en un "lamentable estado de shock" y sufrió erosiones en la mejilla, heridas en el labio y la nariz, en las dos caras del cuello, en la región escapular y en la vagina, de las que tardó en curar 40 días. También padeció síndrome de estrés postraumático y necesitó atención psicológica durante un mes.

Aunque el acusado y la víctima no se conocían, la identificación de Manuel G.R. sin ningún género de dudas fue posible por los restos de ADN que dejó en la ropa de la joven, que fueron comparados con los del archivo de delincuentes reincidentes. Su rastro biológico había quedado registrado tiempo atrás en ese archivo al herirse durante el robo de un vehículo, y tenía además antecedentes por varias agresiones sexuales.

De hecho hacía tan sólo unos días que acababa de salir de la cárcel, tras haber sido condenado en tres ocasiones por otras tantas agresiones sexuales, durante las que se comportó de una forma idéntica a la seguida esta vez, un rasgo típico de los violadores, al igual que la reincidencia.

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