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Una alcaldesa sin calle

Soledad Becerril, la única mujer que ha gobernado en Sevilla, hizo balance de sus logros sin poder evitar arremeter contra PSOE e IU y su forma de dirigir la ciudad. A su mandato le pone una pega: no empezó el Metro

el 15 feb 2010 / 20:27 h.

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Soledad Becerril, con Sánchez Cuerda y De Rojas

"Nosotros no tuvimos demandas, querellas, juicios; no estábamos todo el día entrando y saliendo de los juzgados como ahora", criticó ayer la ex alcaldesa del PP Soledad Becerril, que gobernó en coalición con el PA de 1995 a 1999. "Pero nos faltó iniciar el Metro", admitió al hacer balance del mandato, invitada por el Grupo La Raza al ciclo Los ex alcaldes democráticos de Sevilla.

Cómoda al mirar de lejos la política municipal -"yo hubiese seguido, pero no volvería pasados tantos años"-, recordó como un logro el haber tenido un Ayuntamiento ordenado, calles limpias, servicios municipales cuidados; se congratuló de "las buenas relaciones con la oposición y los vecinos" y habló del Metro que le hubiera gustado construir: "Tendríamos que haberlo iniciado, pero la Junta no quería ni oir hablar del tema. El consejero Vallejo, que tardaba siete meses en recibirme, y no mostró la más mínima intención. En vez de media línea de Metro, hoy podríamos tener dos y media".

Reiteró sin tapujos que se fue tras ganar las elecciones -el PP logró 13 concejales en 1999 y el PSOE 12- porque no podía "consentir" que el PA exigiera manejar el Urbanismo para reeditar la coalición. "No podía ceder; habíamos ganado y ellos habían perdido tres concejales, no podíamos dejarles un Plan General esbozándose, porque entonces, ¿la alcaldesa qué hace, desfila por la calle?". A su partido no le gustó, pero se mantuvo firme y el PA acabó pactando con el PSOE. "Entonces se vio lo que nos habían pedido, porque fue lo que el PSOE les dio", sentenció.

Al rol que jugó el PA no le dio más crédito que ahora a IU: "tiene un papel que para sus 25.000 votos no le corresponde. Hacen esa política que hace cosas muy en beneficio del partido: en Cuba, en Nicaragua...".

El balance de su mandato se fue escorando hacia una dura crítica, plagada de ironías lanzadas directamente a la línea de flotación del actual gobierno municipal. Como afirmar que gobernó "confiando en los funcionarios y con cargos de confianza que se podían contar con los dedos de la mano, lo que nos evitó todo tipo de tropiezos o ilegalidades. Por eso no estábamos todo el día en los juzgados".

También contrapuso su "austeridad" a las "pléyades que acompañan ahora a los alcaldes". "Los ayuntamientos se han cargado a los funcionarios para poner a gente del partido". ¿Más claro? "Cuando oigo a los alcaldes decir que crean empleo, ¡pánico, terror!: hablan de emplear a dedo a militantes del partido. Es para echarse a temblar", sentenció la hoy diputada del PP.

Por eso, abogó por que la austeridad que exige la crisis salga de recortarlos: "Hay que ver la de empresas y fundaciones creadas ¿Mercasevilla, que es un mercado, tiene que tener una fundación? ¿Hacían falta montar una televisión pública?".

Los proyectos arquitectónicos también se llevaron lo suyo: "La Torre Pelli, la Encarnación, la Biblioteca del Prado o Tablada son los proyectos de las D: del disparate, el dispendio y el despropósito. Es imperdonable gastar así el dinero público".

Becerril atribuyó a todos esos motivos el "descontento general" que ve en la ciudadanía y que ha generado un "viento a favor del PP" que podría alzar a Juan Ignacio Zoido a la Alcaldía en 2011, aunque la ex alcaldesa consideró “complicado” que logre una mayoría absoluta, según dijo, antes de empezar a preguntar con interés a los periodistas qué candidatos se barajan para el PSOE, mientras se tomaba un cortado diluido con varias cucharadas de agua.

No le costó ser tajante sobre si seguía sin tener una calle en Sevilla. "Ni una placa, porque no me han invitado a inaugurar los edificios que inicié. Pero puedo estar contenta de haber dejado un buen nombre. A ver si otros pueden decir lo mismo".

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