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Una Avenida ¿sólo de paso?

Bajo la lupa, la peatonalización de la Avenida deja ver sombras. Las bondades son muchas, pero no se ha logrado crear un espacio para estar, sólo para pasar. Es lo que apunta un estudio del Centro de Estudios Andaluces. Los motivos: la falta de sombra, de bancos cómodos y el paso acelerado de bicis y tranvías.

el 16 sep 2009 / 00:01 h.

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Bajo la lupa, la peatonalización de la Avenida deja ver sombras. Las bondades son muchas, pero no se ha logrado crear un espacio para estar, sólo para pasar. Es lo que apunta un estudio del Centro de Estudios Andaluces. Los motivos: la falta de sombra, de bancos cómodos y el paso acelerado de bicis y tranvías.

Los profesores de la Universidad Pablo de Olavide Alberto del Campo, Francisco Adolfo García y Manuel Flores, han elaborado un detallado informe (Proceso de peatonalización y nueva sociabilidad) sobre los usos de la Avenida y de la plaza de la Alfalfa, así como de las malagueñas calle Larios y la plaza del Carbón, donde también se ha vetado al coche. El objetivo era determinar qué nuevas actividades sociales se desarrollan en esos nuevos espacios.

Para los profesores, la peatonalización parte de un modelo de ciudad que se postula como más ecológico, cosmopolita, que armoniza los intereses comerciales, turísticos, patrimoniales con la priorización del ciudadano, en definitiva, un espacio "más humano". Pero el modelo elegido prioriza algunas actividades y preferencias de usos, en detrimento de otras. Aseguran que se ha potenciado los flujos, la movilidad y el consumo, en detrimento de la estancia.

Dos puntos donde parar. La Avenida de la Constitución se ha convertido en un "corredor", señalan. Al igual que en los dos casos malagueños, la intervención urbanística ha dado como resultado un espacio "propicio para el tránsito, sea éste peatonal, ciclista o tranviario" y las condiciones de "habitabilidad" son escasas. Sólo señalan dos puntos para estar: la cervecería Los 100 Montaitos y el magnolio del Alfolí". Y ¿a qué se puede deber esto? Defienden que a la falta de sombra, a la escasez de bancos, de veladores y al paso del tranvía y de muchos ciclistas.

Es la Avenida una arteria que bombea a distintas velocidades: la del peatón, la de la bicicleta y la del tranvía. Y la convivencia entre estos tres compuestos no es, "en absoluto, pacífica, más bien al contrario". Pero a pesar de estos problemas, la ocupación de la Avenida ha sido masiva desde el día de su inauguración.

En definitiva, en la Avenida se detecta un ir y venir, donde prima la vista, sobre otros sentidos: el habla, por ejemplo. Botón de muestra, según los investigadores, son los grandes escaparates, ventanas a la calle donde se mira y se es mirado.

No obstante, hay ejemplos -la Alfalfa- en que se articula el paso con la estancia, el vivir y el convivir, la tradición y la modernidad, los usos dados por los vecinos, con los de ciudadanos de otros lares, una determinada explotación económica, con otros usos no instrumentales, generando un lugar de encuentro heterogéneo pero integrador. Eso sí, no hacen referencia a que no es igual una avenida que una plaza.

Los nuevos usos, así como la conservación de otros antiguos (negocios tradicionales como bares y kioscos), hacen de la Alfalfa -prosigue el informe- el área de mayor diversidad de los estudiados en cuanto a los usuarios, pues en ella convive un collage de jóvenes estudiantes, profesionales liberales, personas mayores o con discapacidad, grupos de estética hippie, consumidores de paso hacia el Centro, vecinos haciendo recados, en un ecosistema diverso, en el que todo encaja.

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