Cultura

«Una buena canción es siempre una buena canción, da igual como la hagas»

Kurt Wagner está por primera vez en Andalucía, pero apenas tiene tiempo de celebrarlo. Nada más bajar del avión en Jerez de la Frontera, después de un sinfín de transbordos, se hace cargo de que le han perdido la guitarra y las maletas. Pasado el sofocón, se sitúa en el mapa: "Me doy cuenta de que estamos muy al sur de Europa", comenta el artista. "Es muy diferente de lo que conozco de España", asegura.

el 16 sep 2009 / 00:52 h.

Kurt Wagner está por primera vez en Andalucía, pero apenas tiene tiempo de celebrarlo. Nada más bajar del avión en Jerez de la Frontera, después de un sinfín de transbordos, se hace cargo de que le han perdido la guitarra y las maletas. Pasado el sofocón, se sitúa en el mapa: "Me doy cuenta de que estamos muy al sur de Europa", comenta el artista. "Es muy diferente de lo que conozco de España", asegura.

Al llegar a Sevilla, aún aturdido por el jet lag, le están esperando varios periodistas. Se instala en la puerta del hotel y bautiza el lugar de inmediato como "mi oficina". El cansancio no le impide contestar las sucesivas preguntas con buen humor. A cada momento, se toca el ala de su imprescindible gorra de béisbol. Wagner, líder de Lambchop, una banda de country evolucionado procedente de Nashville (Estados Unidos) y caracterizada por una extraordinaria brillantez en la composición y los arreglos, gusta de vez en cuando de lanzarse a la carretera por su cuenta, en solitario. "En estos casos quiero que el protagonismo descanse sobre las canciones, hasta el punto de pasar yo mismo más desapercibido", explica el músico. "Creo que hay muchas maneras de interpretar, solo, con banda, con un coro de niños, con chefs de cocina, y cada versión tendrá su propia vida. Pero creo que una buena canción es siempre una buena canción, da igual cómo se haga".

De hecho, para Wagner estas giras son como una especie de prueba del nueve. "Es interesante ver qué canciones funcionan bien así, de forma más íntima", señala. Pero todo ello colabora también en la tendencia de sus composiciones, cada vez más acentuada, hacia la sobriedad. "Hay artistas que, por el contrario, empiezan solos y luego quieren complicarse. En mi caso no es así, creo que es parte de un proceso natural en el tiempo. No responde a una decisión, es algo casi inevitable", asegura.

Otra de las señas de identidad de Wagner y sus Lambchop consiste precisamente en la capacidad para asimilar sonidos de muy diversa extracción, desde el pop o el folk al soul. Justo cuando se le pregunta de qué estilo musical no tomaría absolutamente nada, pasa un automóvil con algo parecido a un reggaeton y lo señala: "Eso que suena ahí" [risas]. "Tampoco sé exactamente qué voy a hacer en adelante. Ahora mismo siento que algo está por venir, detrás de mi, pero no sé qué es", comenta.

Tal vez sean las marchas procesionales las notas que le acechan, pues Wagner muestra un vivo interés por escucharlas aprovechando su visita en estas fechas. En cualquier caso, la suya será siempre una música bastante centrada en la voz, ahí donde deposita la mayor parte de su carisma. "Está claro que yo soy un escritor de canciones, y la verdad es que me gusta mucho escuchar a los grandes cantantes solos, a Neil Young, a Bob Dylan, y también a los más jóvenes. Ahí es donde se ve de dónde viene todo, no hay trampas, no hay artificios", apostilla el músico.

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