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Cultura

Una burla primorosa

CRÍTICA. La Venganza de Don Mendo sitúa los diferentes actos en diversas épocas y espacios sevillanos.

el 06 jun 2013 / 09:00 h.

venganza-de-don-mendoLa Venganza de Don Mendo *** Lugar: Palacio de los Marqueses de La Algaba. Compañía: Producciones Imperdibles. Autor: Pedro Muñoz Seca. Director: José María Roca. Interpretación: Javier Castro, Belen Lario, Joserra Muñoz, Juanfra Juarez, Alex Peña, Antonia Zurera, Eva Gallego. Muñoz Seca concibió La Venganza de Don Mendo como un divertimento sin más pretensiones que provocar la risa fácil. El resultado es una burla primorosa, una delirante sátira colmada de sorna y descaro, aunque virtuosa y de estructura impecable. Y es que, a pesar de que con esta obra el autor da rienda suelta al chiste fácil y los gags clásicos de humor de todos los tiempos, con ella nos demuestra su talento en el manejo del verso y lleva a cabo un curioso batido de géneros que trasgrede con el mayor de los descaros las coordenadas espacio-temporales, con el objeto de burlarse tanto de la comedia medieval como de la decimonónica. Fiel a esa línea, este montaje sitúa los diferentes actos en diversas épocas y espacios sevillanos. Para ello hace uso de un exquisito entramado audiovisual que aporta al escenario vacío los elementos que necesita para, más allá de la historia, volcar el humor absurdo en el revestimiento formal. Aunque donde se dispara es en el tratamiento de los personajes que, tal y como exige la dramaturgia, son tan histriónicos como disparatados y divertidos. De esta manera, la puesta en escena se centra en perfilar la máscara de cada personaje y en recrear un espacio escénico que, al más puro estilo contemporáneo, se empeña en dejarnos claro que nos encontramos ante un producto de ficción, que ni siquiera pretende ser verosímil. De ahí que José María Roca opte por una ambientación sonora irreverente que mezcla piezas tradicionales con fragmentos de música moderna. Lástima que esa irreverencia no llegue al extremo de liberar al texto del tufillo machista que lo impregna. No obstante, cabe destacar el ritmo fluido del espectáculo, la magia del espacio al aire libre y el soberbio trabajo actoral. Javier Castro borda su papel de conde pusilánime; Belen Lario impregna con genialidad a su personaje de maldad, carnalidad y ternura a un tiempo; Joserra Muñoz desborda comicidad y dominio en los personajes del marido y el rey; Juanfra Juarez derrocha temple y maestría; Alex Peña rebosa poderío escénico; Antonia Zurera nos deleita con su dominio del verso y Eva Gallego eleva el ritmo con su entrega y frescura.

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