El tiempo se ha detenido estos días en Joselito El Gallo, 82. En su interior se ha recreado una antigua caballeriza en recuerdo a las Ferias del Prado. Aperos de labranza, sillas de montar, espuelas... Todo un museo bajo las lonas de esta caseta, que ayer cosechó el primer premio que otorga el Ayuntamiento.
En ella se cuida hasta el más mínimo detalle. Su dueña, María del Carmen Luna Gazquez, se encarga de supervisarlo todo: desde la carta que se anuncia en la pizarra hasta la correcta vestimenta de sus invitados. Y es que a María del Carmen, vecina de Los Remedios, le gusta mantener las tradiciones de la Feria. Por eso, quizás en su caseta se respira solera por los cuatro costados. Su perspectiva parecía sacada de una foto en blanco y negro. A la entrada, encajes en cascada descendiendo por sus paredes, de las que, además, colgaban espejos ovalados de grandes volutas y cuadros con motivos florales pintados al óleo que bien podrían lucir en el Prado, pero en el Museo del Prado de Madrid. En el techo lucían dos mantones de Manila -uno blanco y otro negro, ambos bordados- y lámparas de cristal de estilo rococó con que iluminar la estancia.
Pero la cosa no terminaba ahí. Un cuadro con la imagen de la Virgen del Rocío ha presidido la caseta, y a las plantas de la Blanca Paloma se han postrado varios ramos de flores sobre una consola dorada. En el interior de la caseta, en la barra, se abría un auténtico museo del arte rural antiguo. El paseíllo merecía la pena. Dentro se ha recreado una caballeriza con todo lujo de detalles, relata María del Carmen, que asegura que el trabajo del exorno le ocupa todo el año. "Terminan los fuegos y ya estoy pensando en cómo voy a ponerla el próximo año". Precisamente, durante el montaje es cuando dice disfrutar más: "Ni Feria de día ni de noche; la pre-Feria".
Y es que la caseta de Joselito El Gallo, 82 es familiar, y a la matriarca se suman sus cuatro hijos y nueve nietos, aunque siempre se cuela alguno más: "Los amigos de...", apunta.
no sin chaqueta. La caseta tiene más de 60 años de historia, por lo que ya se lució en el Prado. Entonces, recuerda, María del Carmen, "yo tenía 18 años y estaba soltera". Su vida, así que pasen los años, sigue ligada a la Feria, pues en una de ellas conoció al que fue su marido. Y hoy en día, aunque viuda, sigue viviendo la fiesta en familia y a tope. "Me visto todos los días y me encanta bailar sevillanas y reunirme con mis amigos".
Una de ellas es Charo Martín, que desvela la parafernalia de la dueña: "Tiene un guardarropas con complementos feriantes para sus invitados". Y es que María del Carmen lo tiene claro: "En mi caseta no entra nadie que no esté bien vestido, sobre todo los hombres, que tienen que llevar chaqueta". Su cumplimiento le ha traído más de un problemilla: "Mira, anoche [por la noche del sábado] no dejé entrar a los amigos de mi nieta Esperanza porque no iban con chaqueta...", confesaba ayer entre risas tras recoger el premio en la caseta municipal: un azulejo con la portada y 900 euros.
No fue la única caseta galardonada. En la categoría de dos módulos, hubo premio para la del Banco Popular (Bombita, 34 y 36), y un accésit al Club Deportivo de Bomberos (Pascual Márquez, 283) por su original rótulo de entrada.
