Desde que el mundo es mundo, los estudiantes se han sacado un dinero extra para sus gastos dando clases los veranos. Pero como la crisis aprieta y el Ministerio de Educación no da tregua con sus recortes, los hay que ya tienen que dedicarle todo el curso a este trabajo para aliviar de cargas económicas a sus padres. Es el caso de tres estudiantes de Ingeniería de la Universidad de Sevilla (Antonio F. Belmonte, Rodrigo Pajares e Ignacio Pajares) que se ofrecen a dar clases de Matemáticas y Física a alumnos de ESO y Bachillerato (lo hacen a través de twitter: @TusClaseSevilla). Antonio ha pagado este año 400 euros más por su matrícula (estudia asignaturas de cuarto y quinto de Telecomunicaciones). El curso pasado eran 1.000 euros. "Mis padres me pagan el piso pero mantenerse aquí ya se escapa un poco", apunta. A sus compañeros de proyecto y de piso les ocurre lo mismo: tienen que pagar aproximadamente 400 euros más por su matrícula.
El precio mínimo por hora de clase es de 8 euros y los profesores se desplazan a la casa del alumno al que tienen que impartirle la lección.
Antonio reconoce que, desde que empezaron a publicitarse por las redes sociales, son muchos los compañeros que quieren sumarse a su iniciativa. No obstante, el principal escollo para dedicarle a las clases particulares más de diez horas a la semana es el tiempo que resta para la prioridad de cualquier universitario: estudiar. "Claro que nos quita tiempo, pero como ya estamos terminando la carrera y somos del plan antiguo, tenemos muchas horas de docencia sin clase. De hecho, yo he llegado a pagar más de 200 euros por el derecho a hacer un examen", se queja Antonio F. Belmonte.
La subida de las tasas, que en Andalucía se evitó en las primeras matrículas pero no a partir de las segundas, donde las penalizaciones van aumentando exponencialmente, tiene, como demuestran estos tres jóvenes, repercusiones muy concretas. Obliga a "buscarse la vida" con tal de seguir estudiando.