Ayer comenzó en Córdoba el Congreso Regional del Partido Popular de Andalucía, en el que Javier Arenas tiene el cien por cien de las papeletas para ser reelegido presidente, puesto que ni siquiera se ha barruntado la posibilidad de una candidatura alternativa. Evidentemente, esta continuidad garantizada le ha quitado morbo a los previos congresuales, y eso se ha notado en la escasa atención que han prestado los medios informativos a los preliminares del congreso.
Nada tiene que ver con lo ocurrido, no ya en los días, sino en las semanas e incluso meses anteriores al Congreso Nacional del PP, en el que fue reelegido como presidente Mariano Rajoy. Las especulaciones, rumores y macutazos fueron constantes y llenaron páginas de periódicos y espacios de radio y televisión. Había muchas incógnitas que resolver, aunque luego los hechos demostraron que las aguas corrían bastante más tranquilas de lo que el aluvión informativo hacía prever. Pero lo cierto es que se creó una expectación inusitada.
Sin embargo, el cónclave regional que ayer abrió el PP andaluz ha tenido una trayectoria previa caracterizada por su tono bajo, porque la normalidad suscita o despierta poco interés. Y esto, ni es bueno ni malo, simplemente es así. Porque está claro que lo que ha conseguido Arenas, en clave interna, desde que regresó a la política andaluza, después de que el PP perdiese las elecciones generales del 2004, ha sido la cohesión de una organización con más de cien mil militantes, a los que el retorno de Arenas, -después de ocho años en los que fue titular de varios ministerios, vicepresidente del gobierno de Aznar y secretario general del PP - cogió todavía traumatizados por una derrota electoral que, una semana antes del 11M ni siquiera era previsible. Además, en Andalucía, el PSOE había recuperado una mayoría absoluta que no conocía desde diez años antes.
La verdad es que el panorama no era nada optimista, e incluso muchos dudaban de la voluntad de permanencia en Andalucía por parte de Javier Arenas quien, a pesar de todo, protagonizó una operación retorno inédita en la histórica política no sólo de Andalucía sino también de España.
Ahora, ya nadie duda de que Javier Arenas vino para quedarse, y su reelección, en a lo largo del día de hoy, como presidente del PP andaluz, indica claramente su intención de seguir aquí y, es más, también que en el 2.012, por cuarta vez Ý-aunque en política hacer pronósticos a tan largo plazo es arriesgado- dará la batalla electoral para convertirse en presidente de la Junta de Andalucía.
Por eso, este congreso, con la consolidación asegurada de un liderazgo, y sin que se prevean sorpresas de relieve, tiene que servir para definir un proyecto centrista regenerador y, al mismo tiempo, configurar un equipo humano que haga creíble ese proyecto. Las noticias se olvidan pronto, lo que perduran son los proyectos y las personas.
Periodista
juan.ojeda@hotmail.es
