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Una de verdugos y carencias

El asunto más triste es la sensación de divorcio que transmiten las redes sociales y los medios entre aquellos que pretendieron ser los nuevos gobernantes y los ególatras.

el 29 sep 2012 / 19:44 h.

Joaquín celebra el 1-0 que originó la goleada.

El Betis ha desaparecido. Emitan una orden de búsqueda internacional. El Atlético y el Málaga, dos conjuntos con pasaporte europeo, desnudaron sus carencias. Los calamitosos y delictivamente perniciosos arbitrajes de Álvarez Izquierdo y Estrada Fernández no deben ocultar las vulgaridades de un plantel que ya emitió señales de alarma ante el RCD Espanyol, un rival que, curiosamente, estrelló dos balones en la madera cuando el juez ya se había erigido en protagonista.

En el Málaga milita una pléyade de tipos con calidad e ingenio. Saviola, Joaquín y Roque Santa Cruz triplican el sueldo del mejor pagado de los pupilos de Mel. Y en el fútbol, el dinero es un elemento diferenciador. La roja a Casto condicionó un encuentro que se inició con posesión local y control estéril visitante. Es la nueva forma de vida del Betis. 

Sin alcanzar el rango de especulador, el Betis ha ganado en fiabilidad en detrimento del factor sorpresa. Su fútbol previsible y organizado no genera incertidumbre en el rival. Acepta la ruptura de los partidos en las contras y en la mayoría de las ocasiones busca el gol a través del desconcierto y el desorden posicional ofensivo.

Su pizarra ya no enamora al aficionado imparcial, aunque sí siembra la confianza entre los béticos impenitentes. Salvo que el rival sea un aspirante a Europa. Salvo que el oponente reúna arsenal suficiente para derribar cualquier muro. Y en el Málaga existe un superávit de calidad y gol. Saviola es un superclase pagado a precio de oro.

El asunto más triste es la sensación de divorcio que transmiten las redes sociales y los medios. Entre aquellos ególatras que, enojados por no ser gobernantes del nuevo Betis, zanjan a cuchilladas la goleadas. Aquellos que recuerdan a Iriney porque Beñat ya acumula cuatro cartulinas.

Aquellos que, enarbolando la bandera verdiblanca y besando el escudo de las trece barras, piden la dimisión de Stosic porque el plantel heliopolitano finalizó el choque de Martiricos sin ningún fichaje sobre el césped. El Betis, la compañía, requiere de un período de reflexión. En soberana calma y sin más cuchilladas que las que se propinen en el propio vestuario. Y sin pensar en egos personales.

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