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Una derrota ante un público hostil que humaniza a Nadal

La derrota del tenista español Rafael Nadal ante el sueco Soderling en los octavos de final de Roland Garros constituye una sorpresa, pero también sirve para que la opinión pública española comprenda en toda su extensión la dificultad de lo conseguido hasta ahora por el mejor tenista español de todos los tiempos.

el 16 sep 2009 / 03:37 h.

La derrota del tenista español Rafael Nadal ante el sueco Soderling en los octavos de final de Roland Garros constituye una sorpresa, pero también sirve para que la opinión pública española comprenda en toda su extensión la dificultad de lo conseguido hasta ahora por el mejor tenista español de todos los tiempos. Nadal es humano y puede fallar, como le ocurrió ayer. La competición deportiva de élite no es ninguna ciencia exacta, sino un juego con tantas variables como jugadores dispuestos a llegar a lo más alto. Lo que ya escama un poco es la hostilidad demostrada por el público parisino con quien ha sido el ganador de las últimas cuatro ediciones del prestigioso torneo galo. Más allá de que sea normal que apuesten por el débil frente al poderoso, ayer sorprendió la hostilidad manifiesta de una afición con un deportista que, además de campeón, ha demostrado siempre un estilo exquisito con todos.

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