Local

Una descalificación que llega al Supremo

La admisión a trámite por parte del Tribunal Supremo de la denuncia presentada por el presidente del PP en Andalucía, Javier Arenas, contra el vicesecretario regional del PSOE, Luis Pizarro, por haberle calificado en unas declaraciones públicas de "matón de discoteca" dan buena cuenta...

el 15 sep 2009 / 18:39 h.

La admisión a trámite por parte del Tribunal Supremo de la denuncia presentada por el presidente del PP en Andalucía, Javier Arenas, contra el vicesecretario regional del PSOE, Luis Pizarro, por haberle calificado en unas declaraciones públicas de "matón de discoteca" dan buena cuenta de cómo se ha elevado el tono de la confrontación entre los dos partidos mayoritarios. Luis Pizarro definió así a Arenas en julio; el Supremo admitió a trámite la demanda a finales de octubre y el PP hace pública la decisión del Tribunal justo en una semana en la que, por desgracia, los porteros de discoteca están en el centro de la polémica por la muerte de un joven en un local de Madrid. Las reglas tácitas del juego político permiten determinados excesos verbales, sobre todo en el ámbito de los debates parlamentarios, pero siempre dentro de un cierto orden que marca el sentido común. No es lo mismo pintar con trazo grueso y con cierto ingenio e ironía el retrato de un oponente que injuriarlo a base de insultos. En este contexto, no es justificable el uso de expresiones como la proferida por Luis Pizarro, quien recientemente ha añadido otro exabrupto. Es más, seguramente se hubiera ahorrado una denuncia de este tenor si se hubiera disculpado en tiempo. Ahora bien, no deja de resultar incluso sarcástico que quien se sienta mancillado en su honor sea el dirigente de una formación que de forma reiterada usa, para referirse a dirigentes de la Junta y del PSOE, exabruptos, insultos y acusaciones que, de ser ciertas, serían perseguibles penalmente. El PP sabe que expresiones igual o más graves que las utilizadas en julio por el dirigente del PSOE se emplean en el día a día de la política de este país. En ambos casos, los dos partidos se sobrepasan del buen uso de la retórica política y para colmo, la judicialización no ayuda a normalizar las relaciones. Pero si Pizarro se ha sobrepasado, no deja de sorprender que el PP exhiba una mandíbula de cristal cuando le toca encajar las invectivas.

  • 1