La histórica empresa de loza sevillana, Pickman La Cartuja, afronta de nuevo otro momento decisivo. En verano del año pasado, a los trece meses de reanudar su actividad con un nuevo empresario al frente, el malagueño Antonio Herrezuelo, la fábrica de loza solicitó el concurso de acreedores. El aval prometido por la Junta de 2,5 millones no se pudo ejecutar para acometer las nuevas inversiones previstas y, junto al devenir de la crisis y la deuda que arrastraba la firma, acabaron por sumirla en la suspensión de pagos.
Sin embargo, a pesar de la situación de concurso, los pedidos siguen llegando a Salteras, sus dos grandes clientes Planeta y El Corte Inglés siguen confiando en Pickman y los encargos aumentan a pesar de que la crisis se nota también. Eso ha hecho que, una vez inmersa la sociedad en el concurso de acreedores, una empresa andaluza de distribución de productos cerámicos se haya interesado por la fábrica de loza para reflotarla y convertirse en productor, precisaron fuentes sindicales.
El principal lastre con el que carga la factoría de loza es su elevada deuda, que asciende a 17,5 millones al no contar los 5 millones de deuda hipotecaria de los suelos que un inversor compró a Cajasol, de los que la mayoría (13,5 millones)corresponde a la Administración central. De ahí que sea fundamental la reunión que se celebrará el próximo martes entre el empresario interesado en reactivar Pickman y la Tesorería de la Seguridad Social a la que se le adeudan 4,3 millones para tratar de alcanzar un acuerdo sobre un plan de viabilidad y sacar a la empresa del concurso.
En este sentido, fuentes sindicales confiaron en que la administración sea sensible y apueste por el empleo en el contexto actual y ante un proyecto que pretende recuperar la empresa. El resto de la deuda se reparte entre los 4,7 millones que se deben a Patrimonio del Estado, los 2,8 millones a la Agencia Tributaria, los 1,5 millones pendientes con Caixabank y otros 1,5 millones a la Junta (agencia IDEA).
La pretensión del nuevo empresario, que al parecer ya habría alcanzado un acuerdo con el actual propietario y con el inversor que asumió la hipoteca de los suelos industriales, es invertir cinco millones de euros en nueva maquinaria para modernizar hacer más productiva la factoría y para añadir una línea de porcelana. Además, se compromete a asumir a la plantilla (ahora son 97 trabajadores), que está pendiente de que el juez autorice el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) acordado que supondrá la salida de 35 trabajadores. Cuando se ejecute el ERE, ese personal formará parte de una bolsa de trabajo que se irá incorporando conforme avance la actividad y la carga de trabajo, y también se muestra dispuesto a pagar las deudas pendientes generadas desde julio pasado, tanto a las administraciones como los atrasos a los trabajadores, que rondan el millón de euros.
Las fuentes aseguraron no conocer a la empresa porque se han sentado con sus representantes vía consultoría, pero especificaron que no es sevillana y resaltaron que es un proyecto solvente.
