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Cultura

Una espléndida maraña formal

Crítica de teatro. Obra Ultrainocencia, de la compañía Los Corderos. En la Sala TNT. * * *

el 19 ene 2014 / 18:21 h.

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* * * Obra: Ultrainocencia. Lugar: TNT 19 de enero. Compañía: Los Corderos. Creación, Dirección e Interpretación: David Climent y Pablo Molinero. Partitura física: Juan Kruz Díaz de Garard Esnaola. Espacio sonoro: Pablo Rega. Espacio escénico: Juan Blanco. Título de la crítica: Una espléndida maraña formal. Calificación: Tres estrellas   Desde que el mundo es mundo el ser humano ha sentido un impulso de trascender a lo material. La religión y el arte responden a esa necesidad. Esta nueva propuesta de Los Corderos reflexiona sobre ello llevando al extremo dicho impulso. Fiel al trabajo físico que define el estilo de esta compañía, la dramaturgia gira en torno a una partitura física que se completa con el espacio escénico y sonoro. Para ello el montaje recurre a una escenografía repleta de simbolismo que actúa como un depurado mecanismo, una maraña de hilos de los que penden una especie de transistores que se fijan a suelo mediante unos bloques rectangulares con agujeros. La iluminación y la música completan la magia hasta dotar al escenario de una impronta de arte contemporáneo, como si de una instalación se tratara. Este exquisito entramado formal define un entorno atemporal que los personajes, unos angelitos bastantes singulares, necesitan para transmitir su lucha por elevar su condición espiritual en un mundo que, como el nuestro, nos impone unos medios de comunicación que paradójicamente nos llevan al terreno de la soledad y la incomunicación. El tratamiento abstracto de la historia y los textos, a caballo entre el surrealismo y el absurdo, imprimen al relato una dimensión crítica, aunque por desgracia permanece en un segundo plano. Y es que, en su empeño por definir la historia mediante la fusión de la expresión corporal con el espacio escénico, los intérpretes se recrean demasiado en el movimiento corporal, alargando algunas escenas hasta vaciarlas de contenido. No obstante, tanto David Climent como Pablo Molinero derrochan frescura y dominio y logran recrear una atmósfera tan sugerente como mágica.    

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