Una exposición para comérsela

En el museo de Écija se pudo ver -y comer- la muestra Cerocoma, "una exposición comestible que invita al a cambiar la actitud contemplativa hacia el arte".

el 29 ene 2011 / 19:00 h.

Una joven degusta un trozo de chocolate de uno de los cuadros de la exposición.

El chocolate es un alimento. Y algunos dicen que también un sustitutivo del sexo. Dicen que comer chocolate libera endorfinas y eso causa felicidad. Y hasta que es bueno para cuidar la piel y mantenerse joven. Además, en Écija, el chocolate sirve para hacer obras de arte, exposiciones que terminan siendo comidas por el espectador.

En el museo de Écija se pudo ver -y comer- la muestra Cerocoma, "una exposición comestible que invita al espectador a cambiar la actitud contemplativa hacia el arte, por una participativa, degustando las piezas expuestas", en palabras de sus tres creadoras.

Marta Delclós, Rebeca Hernández y Aina Rodríguez, licenciadas en Bellas Artes, son las autoras de esta peculiar muestra de tabletas de chocolate en tres tonos de color y sabor -blanco, negro y con leche- que representan diferentes aparatos y con la que quieren llamar la atención sobre lo efímero de esa tecnología. De hecho, las 13 piezas que componían la exposición no tardaron más de un cuarto de hora en caer en manos de los visitantes, que empezaron por arrancar pequeños trozos para terminar agarrando lo expuesto, partiéndolo y repartiéndose los pedazos.

"Es algo muy original, la primera vez que se ve algo así en Écija", celebró María Teresa Gálvez, que acudió con sus hijos. "Es deliciosa y superoriginal", apostilló Montse Romero, quien agradeció no sólo comer chocolate en un museo, sino el contenido de la muestra. "Me llega esa crítica a lo efímero de la tecnología, claro, y este jugar con los sentidos", subrayó.

"Da pena comérselo, es una lástima", comentaron otros mientras, eso sí, rompían las piezas para dar cuenta de ellas. Entretanto, los más jóvenes, se animaron entre sí sin temor: "Venga, híncale el diente".

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