Cultura

Una exposición revisa el imaginario iconoclasta de Paco Molina

La exposición 'San Francisco Molina que estás en los cielos', del artista Paco Molina, recupera parte de su obra 'kitsch', ésa que generó en la Sevilla de los años ochenta y que se caracterizaban por su interés por agitar, por provocar. Su autor lo sigue consiguiendo, más de dos décadas después.

el 16 sep 2009 / 04:22 h.

La Carbonería, ese brote de van- guardia que le creció a la Sevilla de los 70, fue su primer hogar. Su dueño, Pisco Lira, pintores como Paco Cortijo y gestores culturales como Víctor Pérez Escolano, por entonces impulsor de esa suerte de Museo de Arte Contemporáneo que miraba de frente al Archivo de Indias, fueron nombres fundamentales en la construcción del personaje iconoclasta, burlón y transgresor que fue Paco Molina. Murió en 1993, pero su estética irreverente sigue presente en toda una legión de artistas de una generación posterior "que hoy no existiría de no haber sido por el calor paternal y hasta abrasivo de Paco Molina".

Lo explicaba ayer el jefe de Acción Cultural de Cajasol, Antonio Cáceres, en la inauguración de la exposición San Francisco Molina que estás en los cielos, que rescata tanto la obra de este creador "nada convencional" como la figura del que fue el mayor agitador cultural de la Sevilla de los 80. De este modo, la muestra se divide en cuatro "microespacios" que recorren sus diversas etapas.

La primera muestra obras que pertenecen a su última época, caracterizada por paisajes del Parque de María Luisa. En otras salas, sin embargo, hay cabezas vacías y objetos comunes elevados a la categoría de arte, que se presentan potenciados por el discurso museográfico que combina paredes de colores chillones, globos con la cara de Molina, intervenciones que realizará el público en la pared y macetas con flores de plástico.

Otro de los espacios muestra su célebre instalación San Francisco Molina que ya se exhibió en la muestra Andalucía y la modernidad que organizó hace unos años el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y que sirve, a su vez, para venerar a este santo laico de la cultura en Sevilla.

Pero lo más importante de la muestra es que "va a estar cambiando de epidermis continuamente". Y esto será posible porque la exposición requiere de la colaboración del espectador, que cuenta con pegatinas y rotuladores con los que podrá intervenir en el discurso expositivo y dejar, sobre las paredes, su recuerdo particular.

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