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Una gesta en miniatura

Cuatro trabajadores sevillanos de Edas-Casa lograron ayer, tras tres años de trabajo, hacer volar una impresionante maqueta del avión C295 a escala 1/8. Tras este éxito sufragado por su empresa, los padres de la criatura quieren lanzarse a hacer lo mismo con el A400M. ¿Cuál de los dos volará primero, el original o la maqueta?

el 16 sep 2009 / 00:36 h.

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A veces a las proezas les da por ser pequeñas, aunque tal vez no sea justo tildar de pequeño un trabajo en el que cuatro técnicos de EADS-CASA, tres años después de fantasear con la idea en un bar y gracias al respaldo económico de su empresa, hayan logrado desarrollar y hacer volar una de las maquetas aeronáuticas más grandes jamás fabricadas: la de este C295 que ayer, por primera vez, despegaba de la pista del Club Radiocontrol de Bollullos de la Mitación. Fueron sólo seis minutos en el aire, pero Juan Antonio Fernández, Fernando Cabrera, Juan Antonio González y Carlos Manuel Feria, para quienes la operación parecía haber durado horas, se sentían como los primeros astronautas que pisaban la Luna o como la tripulación de la Santa María.

Eran ya más de las tres de la tarde cuando, rebelándose contra la lluvia y el viento, los creadores de esta enorme miniatura decidían jugárselo todo y proceder al despegue. Lo habían intentado la semana anterior, pero la batería del avión había dicho que no y no hubo forma de llevarle la contraria; ayer, durante las pruebas de montaje, uno de los motores empezó también a portarse mal con el agravante de tener encima un cielo de perros. La probabilidad de estrellarse con este experimento, en sentido literal y figurado, eran bastante altas, a decir verdad, tanto así que se acordó no intentarlo... hasta que lo intentaron. "Estos seis minutos se nos han hecho eternos", decía al final Juan Antonio Fernández, todavía con la voz un poco temblona entre los nervios y la emoción por el éxito.

Con el único alimento de unas cervezas sin alcohol, los padres de este avión y algunos de sus amigos y compañeros comenzaban el ensamblaje de las piezas a primera hora de la mañana. "El avión lo tenemos que traer desmontado, porque no tenemos un vehículo donde quepa", decía Fernández, que relataba las vicisitudes pasadas en estos tres años con la aparente indiferencia con que un viejo marino cuenta la historia de sus cicatrices. Al cabo de unas horas de atornillar y encajar pedazos ya podía apreciarse en su esplendor esta máquina a escala 1/8 del C295, una de las niñas bonitas de EADS-CASA, que en esta réplica alcanza 3,8 metros de envergadura, 3,2 de longitud, 90 centímetros de altura y un peso de 25 kilos (aunque su consistencia hace parecer que sean bastantes más).

Carlos Feria, otro de los responsables de esta máquina, explicó que el aeromodelismo era una afición común a los cuatro, pero que lo que de verdad querían era hacer volar algo que no vendieran en forma de kit. Algo verdaderamente grande. "Ya que en ese momento dos de nosotros trabajábamos en el avión de verdad, qué mejor que aprovechar esa circunstancia para fijarnos en todos los detalles." La ocasión la pintaban calva. "El dinero principal lo pone EADS-CASA por mediación del grupo de empresa; en total, 3.000 euros, más otros 1.500 que pone el grupo de empresa."

Y tras el éxito, ¿qué? ¿Exhibiciones educativas? ¿Pruebas deportivas? A ver qué se les ocurre a los patrocinadores, cuando los haya. "Si todo va bien y la empresa estuviera por la labor de financiarnos el próximo reto", dice Carlos, "nos embarcaríamos en la construcción del tan de moda A400M", que es el doble de grande y lleva el doble de motores. Quién sabe si estos cuatro fantásticos harán ese modelo antes de que el de verdad vuele por fin. La pasión nunca está en crisis.

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