El resultado del referéndum en Irlanda podría dar al traste, en caso de que ganara el ‘no' al Tratado de Lisboa, con miles de horas de estudios y planteamientos para hacer de la actual Unión Europea un ente que no tenga únicamente la cuestión económicas como principal razón de ser. Los Veintisiete reclaman una unión mucho más amplia en otros campos pero no han sido todavía capaz de sacar alguna de sus propuestas.
El Tratado de Lisboa fue un acuerdo alcanzado -con alfileres- en la UE tras el gran fiasco que supuso el intento de rubricar una Constitución Europea. A las primeras de cambio, Holanda y Francia dijeron en 2005 en las urnas que no, por lo que la unanimidad ya era imposible y la votación no se llegó a celebrar en el resto de países.
Por el contrario, en caso de que el resultado irlandés -que se sabrá hoy sábado- sea positivo supondría un gran respiro para toda la Unión Europea y metería una presión enorme a la República Checa y a Polonia, que aún tienen que dar el visto bueno al Tratado y podrían quedar como los enemigos internos de la propia UE si lo rechazaran.
Hace un año y medio, los irlandeses ya votaron contra este tratado al considerar que suponía una clara intromisión contra ellos. Ahora, Dublín ha conseguido arrancar a sus socios comunitarios que nada del nuevo Tratado afectara a sus prerrogativas sobre el aborto, su neutralidad militar y su política fiscal. Con estas razones de peso por delante, Brian Cowen, ha abanderado el voto del ‘sí'. Lógicamente, la actual crisis económica ha castigado también con fuerza a los irlandeses, que ven ahora en la UE y en el Tratado de Lisboa como sus posibles salvadores de la situación económico, algo que no percibían hace 18 meses.
No obstante, Cowen ya ha dejado claro que no repetirá un tercer referéndum, por lo que en caso de ganar el ‘no' metería de lleno a la UE en una verdadera encrucijada.
