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Una inyección de botox paraliza la incontinencia urinaria temporalmente

Congela el paso del tiempo, permite el movimiento tras una parálisis muscular... Y ahora frena la incontinencia urinaria. La inyección de botox no es sólo un lujo estético.

el 15 sep 2009 / 00:21 h.

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Congela el paso del tiempo, permite el movimiento tras una parálisis muscular... Y ahora frena la incontinencia urinaria. La inyección de botox no es sólo un lujo estético; se postula como nueva arma terapéutica contra uno de los problemas más frecuentes de la mujer. El Hospital de Valme empezará a utilizarla en cuestión de meses.

Y es que resulta más barata y menos agresiva para el paciente que la colocación de un neuromodulador o marcapasos en la vejiga que ayude a orinar de forma controlada. Éste era el curioso tratamiento que prescribían los urólogos para las incontinencias urinarias crónicas que no se lograban resolver con la terapia clásica.

Según explica el doctor Marceliano García Pérez, jefe del servicio de Urología del Hospital de Valme, el dispositivo consta de dos partes: unos electrodos que se implantan en la médula espinal para modular la actividad de los nervios que controlan la micción; y el marcapasos propiamente dicho que se coloca bajo la piel del abdomen "como si fuera el mando del televisor. De esta forma, cuando la persona quiere vaciar su vejiga, sólo tiene que presionar levemente la zona del abdomen en la que está implantado el aparato", explica el facultativo.

De este modo, la persona con incontinencia podrá aguantar hasta dos horas y media sin ir al servicio. "Que es lo normal". Con este fin, el Hospital de Valme viene colocando el marcapasos vesical desde hace seis años. En total, unos 40 sevillanos con incontinencia ya lo utilizan con éxito.

Pero frente a este dispositivo, el experto señala que la inyección de botox sobre los receptores nerviosos de la vejiga constituirá una alternativa real al popular marcapasos. De ahí que se haya convertido en uno de los temas de debate del III Curso Internacional: Urología del siglo XXI, que se celebra en Sevilla hasta el viernes. "Por lo pronto, ya se utiliza en España como medicamento de uso compasivo, esto es, cuando otros fármacos fallan", subraya el doctor García Pérez, coordinador del evento.

Solución transitoria. La inyección de botox "es como en la cirugía estética: la arruga no la quita, pero la aguanta. Así que sus efectos duran un año y medio como mucho". Eso sí, no hay inconveniente en repetir el tratamiento, que se puede hacer en los centros de especialidades, una vez pase este tiempo.

En principio, lo más indicado es que la sustancia se administre sin anestesia y de forma diluida en tipos muy concretos de vejigas hiperactivas o incontinencia urinaria en la que la persona refiere deseos incontrolados de ir al servicio o problemas para vaciar completamente la vejiga. En cuanto al precio, hay una gran diferencia: si colocar un marcapasos vesical es un tratamiento muy caro que supera los 6.000 euros, una dosis de toxina botulínica diluida rara vez sobrepasa los 50 euros.

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