Rafael Ricardi lleva diez años cumpliendo condena en Salamanca por dos violaciones en la Bahía de Cádiz. Ahora, la Policía ha revelado que varias pruebas de ADN involucran a otros en los delitos que se le imputan, pero su salida de prisión no será inmediata.
Ricardi fue detenido y condenado por la Audiencia Provincial de Cádiz en 1997 por ser considerado el autor de dos violaciones en la Bahía de Cádiz. Once años después, la Policía ha revelado que varias pruebas de ADN involucran a otras dos personas en una decena de agresiones sexuales que se produjeron en la zona entre los años 1995 y 2000, entre las que figuran las que se atribuyen al reo, que se encuentra en la cárcel salmantina de Topas.
Sin embargo, el interno no podrá por el momento salir de prisión y tendrá que esperar a que se efectúen nuevos trámites judiciales. La jueza encargada del caso ha solicitado nuevas pruebas de ADN y el inicio de más diligencias para comprobar la responsabilidad de los presuntos autores de estos delitos.
Uno de los presuntos implicados en las violaciones atribuidas a Ricardi se encontraba ya en prisión por un caso de la misma índole, aunque estaba a punto de ser excarcelado, mientras que su compañero ha sido recientemente arrestado.
Revisión del Supremo. El Ministerio Público de Cádiz está de acuerdo con la petición por parte del juzgado de nuevas pesquisas para asegurarse de la culpabilidad de los nuevos acusados. De hecho, hasta que no finalice esta investigación no tiene pensado decidir si instará a la Fiscalía General del Estado a que inicie un proceso judicial de revisión del caso que estaría a cargo del Tribunal Supremo y que sería la fórmula legal para que el reo pudiera salir de la cárcel.
Según fuentes policiales, Rafael Ricardi es un politoxicómano que malvivía debajo de un puente y que ya ha cumplido diez de los 30 años a los que fue condenado. Tenía prevista su salida para el año 2025 pero se le está reduciendo la pena por trabajos desarrollados en la cárcel, por lo que se esperaba que su puesta en libertad llegara en 2010.
Se trata de un preso con buen comportamiento y se encuentra en el módulo IV de la prisión salmantina de Topas, donde se instala a los internos menos conflictivos de este centro penitenciario.
Un informe del Instituto Nacional de Toxicología, dependiente del Ministerio de Justicia, descartó hace ocho años que el ADN de los restos hallados en la ropa interior de las víctimas de las violaciones perteneciera a Rafael Ricardi.
No obstante, la Fiscalía de Cádiz ha subrayado que la sentencia dictada hace once años por la Audiencia Provincial se basó en otras pruebas para demostrar la culpabilidad del preso. Por ello apoya la decisión de la jueza encargada del caso de solicitar nuevas pruebas.
