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Una ley para ratas, roñas y tacaños

En verano se realiza aquello que el tiempo no permite el resto del año. Hay quien desaprovecha el aburrimiento y pasa los días como los soldados en la mili obligatoria, contando los días para licenciarse. En zonas de playa es fácil ver a barrigones pedaleando en bicicleta o caminando como si les obligasen a emular a Paquillo Fernández.

el 15 sep 2009 / 10:14 h.

En verano se realiza aquello que el tiempo no permite el resto del año. Hay quien desaprovecha el aburrimiento y pasa los días como los soldados en la mili obligatoria, contando los días para licenciarse. En zonas de playa es fácil ver a barrigones pedaleando en bicicleta o caminando como si les obligasen a emular a Paquillo Fernández.

Otros se acodan en el chiringuito mientras la compañera se tuesta varias horas. Hablan como siempre de fútbol y trabajo. De ellas se sabe poco en qué piensan en el vuelta y vuelta, aunque más de una cuarentonas respondería que en darle la boleta al marido.

El vicio del tostadero crece entre los varones, también se depilan y pronto se pintarán los labios. Según el común de las mujeres, ellos no piensan en nada, salvo los del Madrid en cuándo ficharán a Cristiano Ronaldo. Primero los engañan con una leyenda falsa y después los entretienen con el tambor de Raúl y la selección. Otros confirman la regla a su manera.

No acuden al tostadero ni al chiringuito, pasan el tiempo pensando en impulsar una ley contra tacaños, ratas, roñas y otras variedades del puño cerrado. Lo traen entre cejas por el tipo al que un inmigrante le devuelve la cartera perdida y no le da ni el cinco por ciento de lo recuperado, que es lo mínimo que se despacha en cualquier negocio.

Periodista

daditrevi@hotmail.com

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