Cultura

Una mácula en Gerald Brenan

Ramos Espejo desempolva el origen de su hija Elena en el libro ’Ciega en Granada’.

el 13 ago 2010 / 19:47 h.

"A Juliana, la joven alpujarreña que conoció y que tanto le marcó, Gerald Brenan le arrebató la hija que tuvieron en común... Pero eran otros tiempos y hoy podríamos decir que la chica, de nombre Elena, no fue sino la víctima de una familia pobre". Propio de un serial lacrimógeno, el periodista Antonio Ramos Espejo (Alhama de Granada, 1943) desempolva en su libro Ciega en Granada (Centro Andaluz del Libro) uno de los capítulos más truculentos de la vida del escritor e hispanista Gerald Brenan.

Con esta obra, afirma Ramos Espejo, pretende restañar la dignidad mancillada de Juliana, la sirvienta de 15 años con la que Brenen tuvo a Elena (más tarde Miranda Helen) y que le arrebató a su madre de los brazos.

Ramos Espejo siempre se ha interesado por la obra del célebre hispanista. El autor ya había publicado Crónica de Gerald Brenan, sobre su tesis doctoral, pero no quería dejar pasar este episodio que "ensombrece" la figura del escritor inglés.

Dando la palabra a la familia de aquella alpujarreña a la que el escritor inglés dejó muy malparada en su autobiografía Memoria personal -donde desveló sin pudor aspectos de las relaciones íntimas que mantuvo con la menor-, el periodista y profesor en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Sevilla se pregunta en voz alta: "¿Qué podía hacer una joven de 15 años que se queda embarazada de un hombre en cuya casa está sirviendo?".

Y se responde: "Las circunstancias del momento servían para eludir la responsabilidad del hombre que mantenía esta relación, más forzada que voluntaria por parte de la joven".
El escritor inglés llegó a la Alpujarra tras participar en la I Guerra Mundial. Allí se enamoró de Jualiana, su precoz sirvienta.

Él tenía 34 años. El suyo fue un amor a contracorriente. El periodista comenta que su libro no tiene más morbo que el que puedan tener los textos que hay del propio Brenan.
Insiste en cómo el hispanista relata la historia a su manera, expresando solamente sus instintos, que los justifica sin reparar en el daño que le causó a la menor.

En Memoria personal, Brenan cuenta: "Hacia medianoche fui a su habitación y me metí en la cama con ella. Estaba o parecía estar dormida. Traté de despertarla, pero no lo conseguí. Hice entonces lo que había venido a hacer, el amor. Durante todo el tiempo fingió estar dormida".

Fruto de esos silencios y de las noches de pasión, en 1931 nació Elena. Para entonces, Brenan se había marchado a su tierra y se casaba con Gamel Woolsey. Los Brenan volvieron a Yegen, en Granada, en 1934 para reclamar la devolución "apalabrada" de la pequeña. Desde entonces no se llamaría Elena, sino Miranda Helen.

Lo que vendría a continuación sería la búsqueda incesante de Juliana. Ramos Espejo ha dado con su hermana Isabel, quien la recuerda "medio loca buscando por todas las zapaterías de Granada, ya que la niña tenía unidos uno de los dedos del pie". Al final, logró verla con o sin acuerdo. Eso sí, nunca le dijo que era su madre.

Por más que Brenan haya intentado maquillar la realidad, por más que la película Al Sur de Granada no muestre la visión de la familia de Juliana, lo cierto es que la menor tuvo que soportar la carga de formar parte de una familia pobre, de ser la sirvienta del señor y, encima, siendo menor de edad.

Fueron esas ciscunstancias las que provocaron que esta chiquilla se viera “obligada a dar” a su hija. Con el corazón desgarrado por la ausencia de Elena –en su posterior matrimonio tuvo más hijos pero ninguna niña–, vivió siempre con la esperanza de encontrársela. Tuvo la oportunidad una sola vez, hasta que, ya ciega, apenas la podía intuir. 

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