Elena dice que vivir con su hija de 13 años "es como vivir en el infierno". En el verano de 2007 sus vidas cambiaron cuando se opuso a la relación que su hija mantiene con un chico de 20 años que tiene "antecedentes penales". La ha denunciado por agresiones y pide a la Junta que se haga cargo de su tutela.
Elena ha llevado su caso ante la Guardia Civil y la Policía Nacional después de que su hija le pegara "con un bate de béisbol", la insultara y la amenazara. La menor, a la que se le ha diagnosticado un "trastorno de conducta", está embarazada de dos meses y quiere tener el bebé en contra del criterio de su madre.
Su actitud es "muy agresiva, desafiante y manipuladora". "Ha dejado de ir al instituto, ha desaparecido durante días en varias ocasiones y se ha intentado suicidar mediante la ingesta de pastillas", declaró ayer su madre. Su testimonio es desgarrador, más aún cuando reconoce que lleva desde agosto intentando solucionar el problema y que no ve "el final de este asunto".
Después de los primeros episodios de violencia, la familia acudió a los servicios de salud para que fuera tratada por el psiquiatra "pero seguía igual". Por ello, su madre empezó a denunciar sus desapariciones y agresiones. La Fiscalía de Menores incluso acudió a hablar con el alcalde del municipio cordobés donde residen, que Elena prefiere mantener en secreto para no perjudicar a la menor. Asegura que denuncia este caso para solucionarlo. Algo ha conseguido: ayer la Junta de Andalucía le ofreció una plaza en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid para tratar el "trastorno de conducta disocial, conducta parasuicida y rasgos de persona al límite" de la menor. Elena duda de que su hija quiera ingresar allí.
Al dar a conocer su caso en el programa La Ventana de la Cadena SER obtuvo también el interés del Defensor del Pueblo Andaluz y del Menor, José Chamizo, que criticó que la Junta exija a los padres solicitar el desamparo de sus hijos con problemas para hacerse cargo de ellos y reconoció la "descoordinación" existente entre las distintas administraciones, tanto políticas como judiciales.
Elena llegó a firmar el desamparo de la niña en un intento desesperado por que fuera tutelada por la administración, pero Protección de Menores lo rechazó al entender que no existía tal desamparo porque se preocupa de su hija. Chamizo aludió a la posibilidad de pedir responsabilidades a la administración "porque esto son ganas de complicar las cosas". A su juicio, la niña necesita ingresar en un centro especializado para menores con trastornos de conducta, no abierto y con una atención psiquiátrica, centros que existen en Andalucía.
Elena tiene otras tres hijas con las que no ha tenido ningún problema, y está separada del padre de la niña, nacida de un segundo matrimonio. "Ha visto cosas que no tenía que haber visto, como las adicciones del padre pero luego ha seguido su vida normal", asegura, a la vez que reconoce que su único objetivo es que la normalidad vuelva a la vida de su hija. Por el momento, sigue rechazando realizarse cualquier chequeo para comprobar el estado de su gestación y que incluso se ríe de su madre al comprobar que con 13 años ningún estamento puede obligarla a acudir al médico.
