Personas arrojadas a los márgenes de la sociedad, así son los protagonistas de A outra margem, décima producción del director portugués Luis Filipe Rocha, que ayer fue presentada en la sección oficial del certamen hispalense. El filme narra el puente de entendimiento entre un travesti que ha perdido sus ganas de vivir y la vitalidad de un niño con síndrome de down.
"Cuando empecé a escribir la película, supe que quería hacer algo sobre los chicos de teatro. Contacté con un grupo de teatro y me propusieron a Tomás [Almeida, el coprotagonista], un muchacho con bastantes limitaciones, sobre todo para hablar. Pero para nosotros ha supuesto un trabajon absolutamente fascinante reescribir hasta tres veces todas sus escenas, para ver hasta dónde podíamos llegar con él", comentó el cineasta en la presentación de ayer a los medios sevillanos.
El eje alrededor del cual gira todo el filme son las relaciones -y las carencias- afectivas. "Los cinco personajes centrales de la película están solos por sus circunstancias geográficas, laborales, etc., pero sobre todo afectivas. Cada uno de ellos está solo, pero sigue viviendo", explicó Rocha.
En palabras del propio director, el hecho de abordar estos conflictos sociales entrañaba algunos desafíos nada fáciles de eludir. "Sabía desde el principio que caminaba por un terreno minado. El riesgo de caer en el sentimentalismo, el paternalismo o los clichés estaba ahí. Había que hacer una obstinada búsqueda de la depuración, ser directos con la máxima dignidad y la máxima eficacia efectiva", concluyó.