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Una multitud arropa a la familia Kirchner y reivindica su legado

La presidenta Cristina Fernández se enfrenta ahora a gobernar en soledad.

el 28 oct 2010 / 06:30 h.

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Argentina se vuelca en arropar a su presidenta, Cristina Fernández Kirchner, en la despedida de su marido, el líder más importante de la década, el ex presidente Néstor Kirchner, un dirigente controvertido cuya muerte deja huérfano al peronismo y abre un inesperado y conflictivo panorama político, a juzgar por las significativas ausencias de ayer en la capilla ardiente.

Una multitud colapsó ayer el centro de Buenos Aires para rendir homenaje al ex presidente, que será velado hasta hoy a las 10 hora local (15.00 hora española) en la Casa Rosada, antes de ser trasladado a su ciudad natal, Río Gallegos, para recibir sepultura.

"Fuerza Cristina, Gracias Néstor" fue la frase leída en los carteles de homenaje y más escuchada durante las últimas horas de boca de miles de personas que se acercaron hasta la sede del Gobierno, frente a la Plaza de Mayo.

Las organizaciones humanitarias y gremiales oficialistas movilizaron a una multitud que abarrota el centro de Buenos Aires para reivindicar la figura de Kirchner y la vigencia del peronismo. Banderas, carteles, fotografías, flores, pancartas... compusieron un improvisado mural en la verja de la Casa Rosada, en cuyo interior se velan los restos de quien fue presidente argentino entre 2003 y 2007 y que ahora ocupaba los cargos de diputado, presidente del Partido Justicialista (PJ, peronista) y secretario general de Unasur.
En la capilla ardiente, presidida por Cristina Fernández, arropada en todo momento por sus hijos, Máximo y Florencia, se reunieron familiares, amigos y miembros del gabinete para acompañar al féretro cerrado y cubierto por una bandera donde reposan los restos de Kirchner, fallecido repentinamente el miércoles de un ataque cardiaco.
También los presidentes de Uruguay, José Mujica; Bolivia, Evo Morales; Chile, Sebastián Piñera; y Ecuador, Rafael Correa, viajaron hasta Buenos Aires para acompañar a Cristina en el trance y despedir con honores al hombre que habían elegido para liderar la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).

Entre familiares y amigos, al lado de Cristina, se colocó otro de los mitos nacionales: Diego Armando Maradona, que vestido de un negro riguroso, se fundió en un abrazo con la presidenta al llegar al recinto. Por el Salón de los patriotas latinoamericanos de la Casa Rosada pasaron, además, algunos dirigentes opositores, como Francisco de Narváez, del llamado peronismo disidente, y el radical Ricardo Alfonsín, hijo del desaparecido ex presidente Raúl Alfonsín.

Pero, esta vez, las significativas ausencias dicen más sobre el futuro político inmediato que las frases de reconocimiento a la figura del ex presidente y de aliento a su esposa y sucesora.

El primer gran ausente fue el vicepresidente Julio Cobos, enfrentado con el Gobierno, que optó por transmitir sus condolencias por teléfono al jefe de gabinete de ministros. Cobos, al parecer, quiere evitar tensiones, después de que cientos de simpatizantes peronistas corearán ayer consignas en su contra.

Tampoco irá a despedir a Néstor Kirchner el ex presidente Eduardo Duhalde, su mentor y antecesor en la presidencia, convertido después en un encarnizado enemigo. Según un medio local, Duhalde desistió de asistir a la Casa Rosada tras una llamada del jefe de gabinete, Aníbal Fernández, en la que éste le reclamó que no se presentara para evitar provocaciones. Su ausencia es una demostración de la división que vive el peronismo, entre el llamado federal de Duhalde y el kirchnerismo que encabezaba el desaparecido líder del Partido Justicialista.

Tormenta política. Las ausencias hacen presagiar una fuerte tormenta política en el año que resta hasta las elecciones presidenciales. Un año en el que Cristina Fernández vivirá lo que es la soledad del poder después de compartir vida y carrera política con Kirchner durante 35 años.

 


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