El patrimonio artístico heredado de la Exposición Universal de 1992 ha sufrido un nuevo varapalo, según denunció ayer la página web expo92.es, con el derrumbe de una parte del mural de Roberto Matta que se encuentra en el acceso a la Isla de la Cartuja desde el puente de la Barqueta, junto al antiguo pabellón de Andalucía, sede actual de la Radio Televisión de Andalucía (RTVA).
Según afirma el portal web de homenaje y recuerdo a la exposición universal, la empresa responsable de la obra, "con el beneplácito de nuestro Ayuntamiento, ha derruido más de un metro del mural Verbo América que presidía la entrada a la Cartuja desde el puente de la Barqueta para abrir paso al carril bici".Como puede apreciarse en las fotografías que sirven de muestra de la caída de esta parte del muro, éste ha perdido justamente el espacio del ancho del carril, en uno de los extremos de la obra que, como también puede verse, ya presentaba un estado de conservación pésimo.
Esta obra fue diseñada por el artista chileno y premio Príncipe de Asturias de las artes Roberto Matta en colaboración con Yoko Akebane. Se trata de un mural de cerámica pintada con spray, dividido en dos grandes muros independientes físicamente pero que guardan una relación común. En ellos, el artista sudamericano plasmó toda una serie de personajes mitológicos y fantásticos entre los que incluyó a la mascota de la Expo, Curro, pero que ahora son muy difíciles de apreciar dado su mal estado de conservación.
La trayectoria artística de Roberto Matta se extendió desde los años 30 hasta 2002, fecha de su muerte. El artista chileno fue partícipe y renovador del surrealismo y personaje decisivo en el grupo de artistas del expresionismo abstracto de los años 40. En sus inicios, sus obras reflejaron sus preocupaciones metafísicas, donde le daba mucha importancia a las imágenes religiosas. Estos dibujos figurativos fueron evolucionando hacia una abstracción, con referencia de artistas de la época como Dalí y Picasso y la influencia de El Greco. Elementos como el humor o el erotismo convivieron con las preocupaciones características de los creadores del continente sudamericano, los orígenes y las raíces de sus ciudadanos, un tema que utilizó también en la obra que legó a Sevilla en el año 92.
