Ellos no querían, o al menos no iban buscando eso, pero lo cierto es que al final acabaron dando la vuelta al mundo. Fue la primera, pero la expedición de la Armada de la Especiería fue pionera también en otra infinidad de cuestiones. Por lo pronto, Magallanes, Elcano y los suyos fueron los primeros en empezar a delimitar el continente americano hacia el sur, descubriendo que aquello era bastante más grande de lo que se calculaba... para desesperación de ellos, que así tardaron tanto en encontrar el paso que unía los dos océanos.
La expedición también fue la primera en aventurarse por el río de la Plata y en ver lo que bautizaron como Monte Vidi, que con los años derivó en el Montevideo que hoy es capital de Uruguay. También le pusieron nombre a la Tierra de Fuego, que no deja de sorprender en unas latitudes tan frías. La explicación es sencilla: desde los barcos vieron que cerca de la costa había muchas hogueras que encendían los indígenas, lo que les dio la idea para nombrar todos estos parajes.
Obviamente, fueron los primeros en doblar el que ellos llamaron Estrecho Victoria, pero que con los años acabó por conocerse como de Magallanes. Esto les permitió adentrarse en el Mar del Sur, el Pacífico, y también fueron los primeros en navegarlo de cabo a rabo, de América a Oriente. Ya en las Molucas, la decisión de Elcano de tomar la ruta de Occidente en vez de desandar el camino permitió completar la aventura como no estaba previsto: dando la primera vuelta al mundo, con lo que también se tuvieron noticias más exactas de su tamaño.
La historiadora Guadalupe Fernández resalta que lo más meritorio de esta odisea fueron los descubrimientos geográficos que ayudaron a conocer “las dimensiones del globo. Propiciaron un gran avance cartográfico y geográfico, al compás de su avance fueron dibujando el mundo”. La humanidad supo de la “inmensidad” del Pacífico y se constató, como se sospechaba pero aún no se había demostrado, que terminaba en el mundo asiático. Lo triste de esto es que la aventura bajo la bandera de Castilla es todavía bastante poco conocida internacionalmente, tanto que a muchos les suena más la que emprendió el inglés Francis Drake más de medio siglo después.
“Un viaje como éste hoy no se entiende, era gente hecha de una pasta especial”, resalta Fernández. También en su época impresionó bastante. El rey Carlos I le concedió a Elcano un escudo de armas con un globo terráqueo y la leyenda Primus circumdedisti me (Fuiste el primero que me rodeó). Y la imaginación se disparó, como reflejó el viaje en un grabado Theodor de Bry a finales del XVI, una alegoría con Magallanes rodeado de elementos mitológicos.
