Un estudio universitario cordobés cuestiona la eficacia de la actual Política Agraria Común y de la rigidez de Bruselas a la hora de hacer frente a una "crisis alimentaria", la desatada el pasado año y caracterizada por la subida de precios, que pone en jaque los principios para los que fue gestada.
En pleno debate está la Unión Europea (UE) para reformar su Política Agraria Común (PAC). En este contexto, un estudio de dos profesores andaluces considera que la "crisis alimentaria" ha puesto más que en evidencia a la PAC por su falta de agilidad.
El estudio, publicado en el tradicional anuario agrario de Unicaja y presentado esta misma semana, está elaborado por los profesores Rosa Gallardo y Fernando Ramos, ambos del departamento de Economía, Sociología y Política Agraria de la Universidad de Córdoba.
"Resulta sorprendente que, de una manera tan vertiginosa, se haya pasado de una situación de excedentes estructurales crónicos en muchas de las materia primas cultivadas en la UE a otra de carestía de muchos de los productos alimentarios básicos, principalmente cereales [...] Y tal vez haya que remontarse a los periodos de la reconstrucción europea para encontrarse un antecedente semejante", comentan Gallardo y Ramos.
Por ello, lamentan que la "rigidez" de la PAC haya permitido la "flexibilidad necesaria" para superar los "desajustes" producidos en los mercados y, acto seguido no dudan al calificar lo acaecido como "crisis alimentaria".
No en vano, el estudio aboga, en cierta medida, por un intervencionismo público más activo, por cuanto, argumenta, "la agricultura, por sí sola, es una actividad con dificultades estructurales al hacer ajustes repentinos de ofertas frente a cambios radicales registrados en la demanda. Y, desde luego, la Unión Europea no es la única potencia que establece medidas de regulación sobre el campo".
Los profesores, asimismo, propugnan la "soberanía alimentaria de Europa" y no sólo por el factor estratégico de "defensa frente a la vulnerabilidad de la extrema dependencia [hacen referencia a los países terceros]", sino como "instrumento también de justicia y bienestar social".
En este sentido, Rosa Gallardo y Fernando Ramos consideran que "la sociedad reclama imperativamente a la nueva PAC que vele por el abastecimiento de los mercados en condiciones de precios razonables". Y ante la reforma de la Política Agraria Común, que precisamente se negocia estos días en Bruselas, ambos profesores instan a revisar "con prudencia" algunos de los principios que, hasta ahora, han regido los apoyos comunitarios al campo.
Al abordar la polémica sobre la elaboración de biocombustibles, indican que, para evitar los "efectos de la desviación de alimentos" hacia estos carburantes verdes, se debería impulsar la investigación y tanto en otras materias primas como en el incremento de la productividad de las actuales. El objetivo, que no haya impacto ni en los precios ni en la oferta de cultivos básicos para la alimentación humana.
Eso sí, apostillan Ramos y Gallardo, "Europa ni puede ni debe renunciar a la apuesta por las energías renovables, pero se debe ser muy prudente al promocionar la desviación de alimentos hacia los biocombustibles, sobre todo si es a costa de comprometer gravemente los equilibrios en los mercados alimentarios".
A la "crisis alimentaria sin precedente en los últimos lustros" se ha unido la "crisis energética derivada del encarecimiento brutal" del petróleo y la "crisis económica". Y en la primera de ellas, según concluye el estudio incorporado al anuario agrario de la caja de ahorros malagueña, ha desempeñado un papel clave la especulación en los mercados internacionales de materias primas.
