No poder hacer una punción lumbar a un joven con meningitis por falta de agujas, camas de enfermos que son meros colchones tirados en el suelo, brotes de una enfermedad prácticamente erradicada en Occidente como la polio o simples sarampiones que ponen en peligro vidas. Es la realidad que desde hace diez años intenta paliar la ONG Arco Iris en las zonas más pequeñas y rurales de Costa de Marfil. Allí donde no llegan otras grandes organizaciones como Unicef y Cruz Roja que realizan una «magnífica labor en los grandes núcleos», al menos una vez al año se desplaza el equipo liderado por el director del Instituto Hispalense de Pediatría, el doctor Alfonso Carmona, al que él de broma llama «una especie de guerrilla» por esas incursiones en pueblos alejados y pequeños del país como Adjama o Man, donde acaban de vacunar a 14.000 niños en apenas ocho días de enfermedades como la meningitis, el sarampión, las fiebres tifoideas, el cólera o el tétanos según los riesgos principales de cada zona que las autoridades sanitarias del país les indican.
El equipo del doctor Carmona ha vacunado en esta última campaña a 14.000 niños. / Foto: El Correo
Esta ha sido la decimocuarta campaña de vacunación de Arco Iris en Costa de Marfil, una labor iniciada por esta ONG fundada por el cónsul de este país en Sevilla, Jesús Mejías, quién explica que en concreto, ésta ha sido financiada por el Parlamento andaluz y el Ayuntamiento de Sevilla, además de material sanitario donado por el grupo Quirón de la clínica Sagrado Corazón. No obstante, la asociación ha promovido una escuela en la que la Junta de Andalucía ha equipado cuatro aulas con pupitres y pizarras mientras que el próximo proyecto, un centro maternal para la atención al embarazo y al parto en Adjama, será financiado por la Diputación.
Donde otros no llegan. Tras una década viajando a Costa de Marfil para las diferentes campañas, el doctor Carmona afirma que el país vive ahora una etapa de tranquilidad en la que empiezan a verse signos de mejoras e inversiones en infraestructuras sobre todo en la capital política, Abiyan, donde se concentra más de la mitad de sus 23 millones de habitantes, y la capital administrativa, Yamusukro, con una población en torno a un millón de personas. «Pero esos cambios llegan a donde llegan», reconoce este pediatra. En las zonas rurales más alejadas, la pobreza sigue siendo extrema y en materia de salud, hay actualmente un brote de polio y enfermedades como el sarampión resultan mortales, de ahí que su labor se centre en la vacunación que «en sanidad es lo más barato porque es preventiva y salva vidas», de ahí el lema de la campaña Una vacuna, una vida.
No obstante, durante sus incursiones en el país, el equipo de profesionales que lidera el doctor Carmona, al que acompaña el doctor Diego Rivas, aprovecha para dotar los pequeños centros de salud de material que los hospitales de aquí desechan porque «un ecógrafo de hace 20 años que aquí se queda obsoleto es un lujo» y, sobre todo, contribuyen a la formación de los propios médicos locales que son quienes tienen que velar por la salud de la población todo el año. «Lo más importante es la formación, si no se va todo al garete», reconoce el doctor Carmona. De ahí el proyecto de la escuela puesto en marcha por la ONG e iniciativas como la que la próxima semana traerá a una delegación de las autoridades sanitarias del país a Sevilla para tratar de cerrar con el Colegio de Médicos un programa de formación de los facultativos marfileños «para que se reciclen».
Carmona aprovecha para defender las oportunidades que ahora mismo ofrece el país, que viven un periodo de seguridad y se enmarca en los llamados «emergentes», para que inviertan allí como una alternativa ante la crisis económica española que además puede contribuir a hacer prosperar a uno de los países más poblados de África.
