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Una plantilla insuficiente para una remontada de matrícula de honor

LA CONTRACRÓNICA. El círculo vicioso del Betis: una planificación deficiente reduce el número de elementos aptos para afrontar un reto tan exigente. Pocos hombres capaces, igual a pocas rotaciones, igual a mucho cansancio, igual a otro enemigo más.

el 16 mar 2014 / 20:38 h.

Rubén Castro intenta irse a trompicones de dos defensas del Elche. Rubén Castro intenta irse a trompicones de dos defensas del Elche. La pretemporada y la temporada del Betis han sido una sucesión de malas notas, por no decir pésimas. La planificación fue deficiente; los primeros meses de competición, muy deficientes; y el nivel de los fichajes, insuficiente. Y por supuesto tampoco se libró del suspenso la gestión de la crisis por parte del club, como demuestra la patética aportación del relevo contratado para sustituir a Pepe Mel. Dos meses después de que el relevo fuese relevado y llegase el tercer técnico de la campaña, el equipo verdiblanco ha emprendido una especie de misión imposible en busca de una remontada aparentemente inviable y las notas de este trimestre empiezan a mejorar, de modo que el equipo con Gabriel Humberto Calderón llega al aprobado, ha conseguido un nivel de juego que le da para el bien, ha conseguido un par de resultados notables (0-2 en Kazán, 2-0 contra el Getafe), cuenta con tres refuerzos invernales sobresalientes y, si el jueves no tuerce todo lo que hizo siete días antes, presentará a sus aficionados un logro merecedor de una matrícula de honor: eliminar al eterno rival la primera vez que ambos se enfrentan en Europa. Justo cuando el Betis comienza a mejorar sus notas y sus aficionados se ilusionan con aprobar el curso, llegó el partido de Elche, se juntaron el poco tiempo para estudiar y el cansancio por tanto examen consecutivo y el resultado fue un nuevo insuficiente, porque el punto logrado por los heliopolitanos en el Martínez Valero, en efecto, no es suficiente. Para empezar, obliga a Calderón y sus hombres a protagonizar un registro sin parangón en toda la historia de la Liga, también de matrícula, porque nunca un equipo con semejante desventaja a estas alturas evitó el descenso. Y para continuar, fuerza al entrenador a no dar ni un respiro a los pocos hombres con la calidad y competitividad imprescindibles para remontar todo lo que deben remontar. Así pues, el círculo vicioso es inevitable. Una planificación deficiente se traduce en una plantilla con demasiados elementos incapaces de dar el nivel exigido para afrontar la hercúlea tarea que tiene por delante, lo cual imposibilita al entrenador para rotar, con lo que el agotamiento se convierte en un enemigo más. Y ya son demasiados.

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