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Una práctica sanitaria sin vuelta de hoja

El Ministerio de Sanidad y Política Social dio este pasado martes su autorización para la selección genética de embriones de dos parejas en los que había antecedentes de cánceres hereditarios. Se trata de un caso de un niño en cuya familia se han registrado casos de una neoplasia que se desarrolla a edades muy tempranas y de otro con propensión genética...

el 16 sep 2009 / 01:49 h.

El Ministerio de Sanidad y Política Social dio este pasado martes su autorización para la selección genética de embriones de dos parejas en los que había antecedentes de cánceres hereditarios. Se trata de un caso de un niño en cuya familia se han registrado casos de una neoplasia que se desarrolla a edades muy tempranas y de otro con propensión genética a sufrir un cáncer de tiroides que se da en una de cada 35.000 personas.

Ambos además comparten una peculiaridad: son los dos primeros casos en los que se utilizará el diagnóstico genético preimplantatorio para casos de cáncer y en los dos supuestos, si los tratamientos son eficaces será la primera vez en España que nacen en España bebés libres de la predisposición al cáncer que iban a tener de no haberse hecho la selección genética. Una noticia así recuerda a todos la historia de Javier, el niño que nació en el Virgen del Rocío para salvar a su hermano de una anemia congénita severa.

Y también genera el mismo tipo de reacciones y reflexiones. Como ya ocurriera en el caso del pequeño nacido en Sevilla, la aplicación de este diagnóstico puede constituir un ejemplo más de cómo los avances científicos mejoran nuestra calidad de vida y en ocasiones salvan de la muerte a personas condenadas desde su nacimiento a sufrir una tragedia. ¿Cómo se puede entonces ejercer una oposición frontal al desarrollo de técnicas que logran resultados tan satisfactorios? ¿De verdad que se defiende la vida, como hace la Conferencia Episcopal, calificando estas prácticas de "técnica eugenésica"? Aunque sea por una mera cuestión de sentido común, es evidente que las posturas contrarias a estas actuaciones sanitarias tienen poco basamento.

Es por eso por lo que que apenas encuentran eco en la opinión pública, ni siquiera entre aquellos que siguen las banderas que enarbolan los sectores más ultramontanos y arcaicos. Los resquemores tal vez se mantengan durante un tipo, pero si algo demuestran los tratamientos autorizados por el Ministerio es que este tipo de prácticas se van a generalizar para alegría de quienes se benefician de ellas.

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