Local

Una puerta de entrada a través del Guadalquivir

Los servicios sociales municipales de atención a los sin papeles se centralizan en el Marqués del Contadero.

el 23 ene 2010 / 20:07 h.

TAGS:

Jaime Ferrucho tuvo que abandonar Bogotá en 2006. Su vida estaba en peligro y realizó la solicitud de asilo. Tras pasar cinco meses en un centro de atención de inmigrantes de Puente Genil llegó a Sevilla. Desde entonces vive inmerso en un "kafkiano entramado jurídico" que no consigue resolver pese a ser abogado. Su primer apoyo fue el Soporte Mínimo de Atención del Inmigrante, el Somai, una puerta de acceso a la ciudad, ubicada en los bajos del Marqués de Contadero que alberga tanto a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) como al comité René Cassen. "Me han intentado ayudar en toda la tramitación para la renovación de asilo, y sé que con los medios que tienen intentan facilitarnos la búsqueda de empleo. Pero en mi caso, tanto la vivienda como el trabajo los he resuelto yo por mis propios medios".

El Somai fue diseñado como puerta de entrada a la ciudad para los inmigrantes, especialmente los indocumentados. De ahí el llamamiento realizado esta semana por la Delegación de Relaciones Institucionales para que todos los extranjeros acudieran a los servicios que se centralizan allí y se empadronen. Pese a esto, la crisis ha cambiado el tipo de usuarios: de inmigrantes que requerían ayuda para legalizar su situación en la ciudad, a extranjeros ya con todos sus papeles en regla que piden ayuda al ser despedidos o al ser expulsados de su vivienda. "El perfil ha cambiado, y también las ayudas que intentamos prestar. Ahora estamos trabajando en la realización de cursos y talleres para la formación de inmigrantes, un colectivo muy afectado por el desempleo. Hay talleres de peluquería, monitores deportivos y ayuda a domicilio", explica la directora de área María Teresa Maqueda. Las nuevas demandas además se canalizan a través del consejo municipal del migrante, un organismo recientente creado para las asociaciones de inmigrantes.

Pero toda ayuda es poca, como señala Ferrucho. Él sigue a la espera. Su vida está en juego si vuelve a Colombia. Y para evitarlo vive entre papeles, en "un proceso digno de Kafka".

  • 1