El ambicioso Plan Director de Espacios Culturales que el exdelegado municipal de Cultura Juan Carlos Marset (PSOE) diseñó para Sevilla va cayéndose a pedazos a medida que avanza el calendario, la crisis y los recortes de las administraciones. Se diseñó -en tiempos de bonanza- un nuevo mapa cultural que contemplaba la apertura de grandes y renovados espacios, algunos muy ambiciosos, como el complejo de Triana, que impulsado por la bailaora Matilde Coral y la compañía Viento Sur Teatro incluía escuelas de danza y actuación, así como un gran auditorio para el barrio. También se quería recuperar el Teatro Llorens y el antiguo Cervantes, algo que no fue posible entonces, pero que ahora intenta la Sala Cero, que quiere dar uso al cine de la calle Amor de Dios. Otro objetivo era llevar el gran teatro a los barrios. Para esto se planteó la creación de una factoría cultural en el Polígono Hytasa, donde La Cuadra y Los Ulen llegaron a abrir dos salas.En la actualidad, la del dramaturgo Salvador Távora sobrevive a duras penas, mientras que la Sala Fli se cerró hace meses debido a los impagos de las administraciones.
En el olvido cayó ya el Teatro del Flamenco que el empresario Miguel Gallego y la bailaora María Pagés quisieron levantar junto a la Torre de la Plata, en un suelo cedido por la Junta. La falta de inversores sepultó este proyecto.
El Centro Atalaya TNT, en la zona de Pino Montano, sí que pudo completar su nuevo edificio, funcionando en la actualidad con normalidad. No tuvo la misma suerte el auditorio de la SGAE, terminado pero sin uso y con un futuro muy incierto.
La Imperdible también debía haber tenido su edificio listo hace tiempo, si bien a la crisis se sumaron varias dificultades administrativas, que complicaron la recepción del terreno cedido por el Ayuntamiento. Ahora que todo estaba resuelto, el nuevo puente vuelve a poner en riesgo esta infraestructura.
De todo este sueño cultural, al margen de La Imperdible, sobrevive también el proyecto de Triana, pero cuya idea original tuvo que ser modificada sustancialmente por un error del Consistorio, que cedió un suelo que no permitía cimentar, lo que obligó a eliminar el auditorio previsto y sustituirlo por un escenario al aire libre, desmontable. Además, sólo la escuela de teatro de Viento Sur se está construyendo -prevé abrir en marzo-. Matilde Coral sigue sin encontrar financiación ni apoyo público para la suya.