María Jesñus Moscoso
Hay obras, hay chapuzas, y hay todo un género que no termina de extinguirse, el de Pepe Gotera y Otilio: la obra para adaptar la cocina del colegio público Rodríguez Marín de Osuna a las exigencias de la Junta sólo ha conseguido que, después de 40 años, la comida de los escolares haya que traerla desde 70 kilómetros, de Alcalá de Guadaíra.
Las modificiaciones en la cocina del centro escolar ursaonés corrieron a cargo de Infraestructuras y Servicios Educativos de la Consejería de Educación, entidad que comenzó las obras el último verano.
Eran necesarias para adaptar la vieja cocina a la nueva normativa. Pero nadie se dio cuenta de que las cocinas se encontraban en el semisótano del edificio, por lo que el sistema de gas propano para que funcionen es literalmente una bomba de relojería.
Tras la finalización de las obras el 24 de septiembre, el comedor volvió a abrir justo antes de que empezara el curso, el 29 de septiembre .
Pero al no poderse utilizar los fogones ni las instalaciones para preparar la comida en el propio centro, el director del centro, Emilio Heredia, y la alcaldesa, Rosario Andújar (PSOE), consiguieron que el colegio fuera abastecido a través de una empresa de cátering de Alcalá de Guadaíra, empresa que en la actualidad sigue sirviendo comidas a los alumnos que utilizan el servicio de comedor escolar.
Empleos asegurados . Ante este percance, las autoridades de la villa ducal se han apresurado a tranquilizar a la plantilla del comedor. Así, las cocineras se encargan ahora de asegurarse de que la comida llega y se sirve a la temperatura adecuada, además de limpiar el comedor cuando los alumnos terminan la colación.
