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Una revolución por sorpresa

Expertos afirman que nada hacía presagiar unas revueltas tan generalizadas.

el 27 feb 2011 / 20:17 h.

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La inmolación del joven tunecino Mohamed Bouazizi el pasado 17 de diciembre, tras arrebatarle la Policía la fruta que iba a vender en la calle para ganarse la vida, ha sido la chispa que ha incendiado el polvorín de los países árabes. Nadie se esperaba que las revueltas que comenzaron en Túnez y que lograron derrocar al dictador Zine el Abidine Ben Alí se extendiesen a Egipto, donde también se consiguió echar a su presidente Hosni Mubarak, Yemen, Argelia, Barhein, Jordania, Marruecos, Irán y Libia, entre otros países en los que sus ciudadanos se han plantado y han dicho basta ya.


Los expertos consultados por este periódico afirman que ha sido toda una sorpresa y que ha pillado al mundo con el pie cambiado, pero no descartan que estas movilizaciones puedan ir todavía mucho más allá y se repitan en otros puntos.
El director del Centro Euro-Árabe de Estudios Jurídicos Avanzados, Manuel José Terol, advierte de que la población se puede levantar en otras partes del mundo donde los ciudadanos estén descontentos. "Están Rusia y los países bálticos. No hay que olvidarse tampoco de las movilizaciones que se suceden en Grecia, que forman parte del mismo fenómeno de los países árabes, aunque con la diferencia de que en Grecia hay un Gobierno democrático y esto le legitima".


El arabista Emilio González Ferrín también es de la opinión de que estas revueltas pueden ir desde Venezuela a Corea del Norte: "Creo que el futuro pasa por la sustitución de las dictaduras, es una cuestión de tiempo, el fenómeno que se está viviendo ahora en los países árabes es como el Mayo del 68, pues aunque sólo se hablaba de París, hubo movilizaciones en muchos países". González Ferrín remarca que la gente se ha cansado de los regímenes totalitarios. "En estos países árabes hay mucha gente joven que no puede prosperar, no tiene trabajo, ni libertad de asociación", recalca.


Falta de libertad. Menos contundente es la investigadora para las relaciones internacionales y el Diálogo (Fride) Ana Echagüe, dice que es difícil saber si esta oleada de movilizaciones se puede extender aún más, aunque indica que todo es posible, "porque la gente puede perder el miedo al ver que en algunos países las protestas han tenido éxito". Echagüe explica que entre los países en los que la población se ha levantado para protestar hay grandes diferencias, "pero la mayoría de ellos poseen una característica en común: tienen gobiernos autoritarios".


González Ferrín advierte de que estos países tienen una población joven, que está formada y que está harta de sus gobernantes, "son sociedades civiles modernas", aunque en Occidente se creía que eran diferentes.


Terol, además de apuntar a que los jóvenes del mundo árabe no quieren seguir gobernados por dictadores, va más allá y pone el acento en la crisis económica: "Están metidos en un hoyo del que no ven salida, ya que no pueden emigrar a Europa porque no hay trabajo. En estos momentos no les queda otra alternativa más que quedarse en sus países y quieren que éstos mejoren, porque muchos de ellos son muy ricos, como Libia, y estiman que con una verdadera democracia se puede prosperar. No hay que olvidar que estos jóvenes están preparadísimos".
Aunque en Jordania y Marruecos también hay movilizaciones, estos expertos estiman que es difícil que suceda lo mismo que en Túnez, Egipto o Libia porque sus monarcas han dado pasos para que esto no suceda. González Ferrín recuerda que en estos dos países hay cierta legitimidad dinástica y que en Marruecos, con Mohamed VI, el país se ha desarrollado y modernizado. Echagüe, por su parte, señala que las demandas de los ciudadanos en estos dos países siempre han ido por debajo de la monarquía, a la que no quieren derrocar. "Las peticiones de los jordanos y de los marroquíes van encaminadas a que se realicen cambios en el gobierno y a que haya una monarquía constitucional", explica.


En este sentido, Terol recuerda que Marruecos tiene una larga tradición de partidos políticos, "e incluso últimamente han nacido nuevas formaciones".
Respecto al peligro de que estas movilizaciones concluyan como la revolución islámica de Irán, estos tres expertos no lo creen así, manifiestan que es el miedo que han lanzado los dictadores donde se están produciendo las revoluciones para mantenerse ellos en el poder. Afirman, además, que hay partidos musulmanes moderados que pueden gobernar en democracia, un ejemplo, según exponen, es el caso de Turquía.


Respecto a la posición que ha adoptado Occidente en estos levantamientos, González Ferrín destaca el papel del presidente de EEUU, Barack Obama, en las movilizaciones de Egipto: "La gente ha visto como Obama no se ha puesto de parte del dictador, sino que ha aplaudido al pueblo, y Europa le ha hecho los coros, esto ha sido bueno porque los egipcios han comprobado que Occidente ve los cambios con optimismo".


Sin embargo, para Echagüe la reacción de Occidente en el caso de Barhein ha sido patética, "ya que no se actúa con la misma vara de medir en todos los países". De la misma opinión es Terol, quien opina que hay muchos intereses, "además, en Egipto, no ha habido tal cambio, el poder sigue en manos del Ejército, lo que se ha buscado es un cabeza de turco".

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